El actor australiano Hugh Jackman llevó a la Berlinale una declaración de amor a Logan, el mutante que ha interpretado durante 17 años, al tiempo que minimizaba la polémica por la aparición en el nuevo filme de la serie de mortíferos niños programados como máquinas asesinas.
Amo este papel, lo echaré de menos, porque es parte de mi viaje vital», explicó el actor, en la presentación ante los medios de la película en la que se despide de su personaje de las manos como cuchillas, exhibida en la sección oficial, aunque fuera de concurso.
Jackman, recuperado de una nueva intervención de cáncer de piel, fue recibido con una fuerte ovación, en una rueda de prensa muy concurrida -la que más, en la presente edición de la Berlinale-, a pesar de que la película no lucha por los Osos del festival.
Acompañado del director de la película, James Mangold, y de su compañero de reparto, Patrick Stewart -el Profesor X-, el actor australiano afirmó haber «llorado», al saber que iba a hacerse una nueva cinta con Logan.
Afirmó que ello fue posible por «decisión grupal» del equipo, ya que solo «contando con todos» podía llevarse adelante el proyecto.
El actor australiano encarnó al mutante en X-Men (2000), X-Men 2 (2003), X-Men: The Last Stand (2006), X-Men Origins: Wolverine (2009), X-Men: First Class (2011), The Wolverine (2013), X-Men: Days of Future Past (2014), X-Men: Apocalypse y, ahora, Logan (2017).
Todos en el equipo sabíamos que era la última vez que interpretaría ese papel», indicó, acerca de su Lobezno, el mutante cuyas poderosas cuchillas mantienen la vitalidad y poder destructor, por mucho que el personaje haya envejecido.
Su Logan necesita gafas para ver de cerca, es un superhéroe en el que se aprecia el paso del tiempo y, además, descubre que tiene descendencia, Laura, una niña de once años, interpretado por la española Dafne Keen.
Estoy orgulloso de ella, en serio, Tiene unas dotes para la interpretación increíbles», apuntó, en dirección a la niña, quien asistía, sentada en una zona reservada a los miembros del equipo, a la conferencia de prensa internacional.
A Keen se la preservó así de los medios, pero no por ello dejó de escuchar la reincidente pregunta de si era «responsable» colocar a niños en papeles de violencia extrema y decapitando a los villanos perseguidores con cuchillas idénticas a las de su «padre».
Una cosa es trabajar en una película y otra verla. Nuestro filme no está hecho para que lo vean los niños», explicó Mangold, quien aseguró que habían tenido un trato «absolutamente responsable» en el rodaje hacia los niños que aparecen en su película.
Eso es responsabilidad suya, no mía», añadió, a una pregunta de un periodista, qué le cuestionaba, como padre, cómo puede asegurarse que los niños no verán esas escenas de violencia extrema, por ejemplo, en la televisión.
Mangold explicó ahí que son muchas las series o películas con escenas violentas u obscenas que aparecen en televisión -«no hace falta que aparezca mucha sangre para que sea un filme violento», argumentó, en relación a los profusos baños de sangre de su Logan.
Jackman, además de insistir en su «orgullo» por el trabajo de Dafne Keen, explicó que su mutante es, a la vez, una especie de «padre de familia», al que corresponderá poner a salvo a Laura y el resto de niños mutantes, a través de la frontera con Canadá.
Stewart, en el papel del profesor X apuntó que la Laura que interpreta Dafne es «una máquina de matar», pero que bajo el contacto con Logan y él mismo «cambia», «reacciona al amor» y genera «sentimientos familiares».
Con o sin polémica, Logan encontró en la Berlinale una gran pantalla de proyección internacional, mientras que el festival logró la presencia de Jackman sobre su alfombra roja, en la jornada en que se dio por finalizado el desfile de películas a concurso.
El jurado presidido por el director holandés Paul Verhoeven, con el actor y realizador mexicano Diego Luna entre sus miembros, entregará mañana los Osos de la 67 edición del festival entre el total de 18 películas incluidas en su sección a competición.