Que ningún ciudadano sea lo bastante opulento como para comprar a otro ni demasiado pobre como para verse obligado a venderse: Tesis de Rousseau en “El Contrato Social”.

Buen día apreciado lector:

Sin duda el enésimo golpe publicitario que lanzó Miguel Angel con la bodega de Córdoba por un momento llamó la atención nacional.

Y otra vez nos llenó de indignación el asunto.

Ojalá desde el exilio la Doña aclare si es su letra o de perdis venga a protestar a la Plaza Lerdo para exigir justicia por todo lo que les está quitando el nuevo gobierno.

Lo cierto es que quienes llevamos recorrido un buen tramo del acontecer político de Veracruz, la bodeguita nos trajo a la memoria que siempre, todos los gobernadores del estado reciben y acumulan regalos de quienes desean favores especiales.

Es parte de la idiosincrasia del mexicano y del ser humano en general.

Seguramente Miguel Angel será excepción y no recibirá regalo alguno.

El caso es que el descubrimiento recordó a este reportero que a finales de los años setenta, al término de su mandato, el gobernador Rafael Hernández Ochoa tenía tantos regalos, los veía en “su bodega” y no sabía qué hacer con la mayoría de ellos, por lo que ordenó distribuirlos entre las oficinas de gobierno y el DIF.

Miguel Angel, que laboró a su lado, lo debe recordar.

Tocó la casualidad que a este reportero, quien junto con Gaudencio García Rivera y Anaximando Sánchez tanto lo incomodaban por aquellos días con preguntas sobre su relación con el ya ex Presidente Echeverría y cosas de aquellos tiempos, le hiciera llegar un regalo de esos acumulados en la bodega, que se estaban echando a perder.

Y ¡qué regalo!

Se trata de un valiosísimo libro que aun conservo en el patio de mi casa, en el cuarto de los tiliches, que no le puedo llamar mi biblioteca a pesar de otras obras valiosas.

El libro se llama “Por el ancho mundo de la propaganda política”, con portada de Carlos Sánchez M., e ilustraciones de Raúl Anguiano, Víctor Manuel Sarmiento, Roberto Duhart, Luciano de la Torre, Jaime López, Eduardo Alvarez, Palmira Garza y María Cecilia Michel. Fue publicado por Ediciones Eufesa en edición especial numerada de 2000 ejemplares a 500 pesos cada uno y se destaca en números rojos que éste, es el libro número 1426.

Un dato cultural de Wikipedia, la enciclopedia libre:

Eulalio Ferrer Rodríguez (Santander, Cantabria, España; 26 de febrero de 1921 – México, D. F.; 25 de marzo de 2009) fue un empresario de la comunicación y publicista hispano-mexicano. En 1960 fundó su compañía bajo el nombre ‘Anuncios Modernos’ al lado de algunos socios, y posteriormente emprendió por su cuenta la agencia Publicidad Ferrer, que más tarde tomaría el nombre de ‘Ferrer Comunicación’. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Nacido en Santander (Cantabria), el 26 de febrero de 1921, con 16 años fue secretario local de las Juventudes Socialistas de Santander. Con 19 años fue el capitán más joven en la Guerra Civil Española. Estuvo interno en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, del que salió para México.

Fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, tomó posesión de la silla XXII el 26 de febrero de 1993 y fue tesorero de la institución. Fue miembro correspondiente de la Real Academia Española, y miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Fue miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.

Patrocinó el Museo Iconográfico del Quijote. Presidió el jurado del Premio Menéndez Pelayo renombrado en reconocimiento a su mecenas desde el año 2012 Premio Internacional Eulalio Ferrer. Medalla de Oro y Título de Hijo Predilecto de Cantabria.

Eulalio Ferrer en la Academia

El 11 de abril de 1991 a los 71 años fue elegido D. Eulalio Ferrer Rodríguez para ocupar la silla XXII, en sustitución de Alfonso Noriega Cantú, “El Chato”, quien falleciera el 16 de enero de 1988. Fue propuesto por Manuel Alcalá, Porfirio Martínez Peñalosa y José G. Moreno de Alba, el 10 de enero de 1991. Su discurso de ingreso se tituló “Aportación a un estudio del lenguaje publicitario” y fue respondido por don José G. Moreno de Alba. Fue correspondiente de la Real Academia Española —condición excepcional de que gozó antes de ingresar a la Academia Mexicana de la Lengua cuyos miembros son considerados correspondientes— y de la joven Academia Norteamericana de la Lengua Española. En el año 2000 sucedió en el cargo de Tesorero a don Alí Chumacero y en 2004 lo entregó a don Gonzalo Celorio. Antes de acceder a ese puesto y durante su ejercicio, junto con don José Luis Martínez y don Gabriel Zaid tuvo la visión de una Academia Mexicana de la Lengua renovada y activa. De ahí surgiría el diseño de la Fundación Pro-Academia Mexicana de la Lengua, presidida por el Lic. Alejandro Burillo Azcárraga, a quien él pesuadió de participar en este noble proyecto. Entre las lecturas realizadas en sesiones reglamentarias destacan: “Gramática del color” y la última “Recordando a Julio Verne”. Fue colaborador activo de la sección “Lengua Viva”, en el periódico Reforma. En nombre de la Academia Mexicana de la Lengua, don Ruy Pérez Tamayo le rindió público homenaje el 23 de febrero de 2007.

En 1992, la Real Academia Española (RAE), a iniciativa de Eulalio Ferrer, reconoció el verbo cantinflear como el “hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada” o “actuar de la misma manera”.

No cabe duda este reportero es un suertudo beneficiario de ese tipo de bodegas, porque para más, el libro está firmado en el prólogo con dedicatoria de puño y letra que dice:

“Al lic. Rafael Hernández Ochoa, Maestro político, con saludos muy cordiales.

En Veracruz, el 24 de noviembre.1979. Eulalio Ferrer”. Rúbrica.

¿Qué tal?

Tenga el lector un día de paz y armonía en su hogar y que no le quiten su trabajo.

A propósito, el presidente del Tribunal Superior de Justicia Edel Álvarez Peña informó ayer que continúa su “reorganización administrativa y operativa del Poder Judicial”.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com