Las fuerzas de seguridad iraquíes atacan el principal aeropuerto de Mosul, parte clave de la ofensiva expulsar a los militantes Estado Islámico de la parte oeste de la ciudad.
La policía militar entró en el aeropuerto y se apoderó de la pista de aterrizaje, pero han estado bajo intenso fuego enemigo de los militantes que se encuentran escondidos en los edificios de la base aérea.
Luego que el este de Mosul fue recuperado por las fuerzas iraquíes el mes pasado, el ejército, que también atacó una base militar cercana del EI, busca tomar el control de la pista aérea para asegurar las rutas del sur-oeste de Mosul.
El asalto comenzó con ataques aéreos durante la noche por la coalición liderada por Estados Unidos y después columnas blindadas avanzaron hacia al perímetro del aeropuerto.
Los yihadistas han cercado la zona con bombas instaladas en las carreteras y también están disparando morteros contra las fuerzas iraquíes.
«Podemos confirmar que el aeropuerto de Mosul militar ha caído y es una cuestión de poco tiempo para controlarlo por completo», señaló el vocero del Servicio de Lucha contra el Terrorismo (CTS), Sabah al-Numan.
Las tropas extranjeras de la coalición liderada por Estados Unidos estaban en funciones de apoyo con sus pares iraquíes cuanto empezaron los ataques en el aeropuerto y la base de al-Gazlani en el lado occidental del río Tigris.
Miles de soldados iraquíes, apoyados por artillería y la fuerza aérea, están involucrados en el asalto para retomar Mosul.
Las autoridades lanzaron folletos a los residentes para advertirles de una ofensiva inminente sobre el oeste de Mosul, que se caracteriza por calles estrechas y tortuosas que podrían dificultar los combates.
Aunque ligeramente más pequeño que el este, el oeste de Mosul está más densamente poblado e incluye distritos que son vistos como pro-Estado Islámico.
Las Organización de Naciones Unidas ha expresado su preocupación por el bienestar de los civiles atrapados en la ciudad, en medio de informes de que podían llegar hasta los 650 mil.
Las organizaciones humanitarias esperan un éxodo sin precedentes antes del inicio de los combates hace cuatro meses, pero una gran mayoría de los residentes se quedó en casa a pesar de informes de condiciones de vida muy precarias.
Cien mil soldados iraquíes, junto a combatientes kurdos y las milicias chiítas, están involucrados en la campaña para retomar la ciudad en donde el Estado Islámico declaró su califato después de tomar vastas zonas de Irak y Siria en 2014.