Dada la indiferencia del Gobierno del Estado ante la incertidumbre, la angustia y el temor de nuestros paisanos en Estados Unidos de América por ser deportados, una vez más fui, la semana que ayer concluyó, a encontrarme con ellos a otro estado de la Unión Americana. Fui a decirles y a mostrarles que no están solos, que tienen el apoyo legal del gobierno y el moral de millones de mexicanos que admiramos su valentía por forjarse un futuro mejor con mucho esfuerzo en un país ajeno.
Nadie puede calificar de oportunista mi presencia en Houston pues hay antecedentes que desde hace años me reúno con los veracruzanos que radican allá, lo que motivó que desde septiembre de 2015 apoyara, con mi sueldo como senador de la República, para sufragar los servicios básicos y la renta de la Casa Veracruz en Los Ángeles, California y a partir de octubre del año pasado la Casa Veracruz en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde radican, aproximadamente, 200 mil «Juarochos», llamados así por vivir en Juárez y ser de origen Jarocho.
Derivado de promover desde el Senado mexicano la causa de los migrantes veracruzanos, es que otros compañeros senadores, de distintos partidos políticos que integran «Operación Monarca», me invitaron a formar parte de este grupo parlamentario plural cuyo propósito es impulsar un mayor respaldo a nuestros connacionales en EUA.
Durante mi estancia en Houston, Texas, me reuní con el cónsul General, con el sheriff de ese Condado y, desde luego, con un grupo muy representativo de la comunidad veracruzana que radica en ese lugar. Con el propósito de apoyarles de mejor manera, designé como director de la Casa Veracruz en Houston a Fernando Portilla, un tempoalense a quien el Sueño Americano se le hizo realidad, al ser ahora el dueño de una de las taquerías más exitosas de la Unión Americana denominada «El Taconazo de Veracruz» y quien cada año, con sus propios recursos, organiza el Xantolo, festival tradicional del Día de Muertos en Tempoal, su tierra originaria, a la que asisten cientos de veracruzanos radicados en aquella parte del país vecino; y aproveché también para designar a Adán Hernández, un joven nacido en Laredo, Texas, pero hijo de padres de Poza Rica, como director de Casa Veracruz en el Estado de Texas.
A esta gira me acompañó el director General de Casa Veracruz en toda la Unión Americana, Roberto Holguin, un exitoso empresario nacido en Huatusco y radicado en Los Angeles desde los 17 años de edad.
En mis reuniones entregué a nuestros paisanos un manual en el que se les explica, paso a paso, lo que deben hacer si alguna autoridad norteamericana toca su puerta con el propósito de deportarlos y lo que deben de hacer en caso de ser detenidos con fines de extradición.
Expliqué a nuestros paisanos que la relación entre ambos países no depende exclusivamente de los gobiernos, sino que es más amplia y que los mexicanos sabemos perfectamente distinguir entre la sociedad norteamericana y su gobierno.
Si bien es cierto que entre la comunidad hispana impera el pánico por las redadas y deportaciones masivas que ha emprendido el gobierno de Trump, también lo es que entre las autoridades norteamericanas hay aliados de la causa migrante a quienes el cónsul de México, Óscar Rodríguez, los ha vinculado para devolver la tranquilidad a la comunidad de mexicanos en la demarcación diplomática a su cargo.
Por ello en Houston, donde radican millón y medio de mexicanos, de los cuales 300 mil son indocumentados, no hay redadas, ni búsquedas generalizadas de migrantes en escuelas y lugares públicos. Lo anterior, debido, fundamentalmente a que el sheriff del Condado de Harris, Ed González, renunció públicamente a apoyar al Departamento de Inmigración y Aduanas (ICE), argumentando falta de recursos financieros. Así, en Texas, son pocos los condados que prestan apoyo al ICE, por lo que nuestros paisanos pueden salir libremente a las calles, ya que los alguaciles no revisarán el estatus migratorio de las personas detenidas, ni lo reportarán a inmigración.
Asimismo, constaté el gran esfuerzo que el Consulado de México en Houston hace por atender las necesidades de nuestros paisanos.
En las reuniones que sostuve con autoridades, empresarios y paisanos fui claro en fijar la postura que la relación entre ambos países no depende de los gobiernos, es más amplia, pues tenemos 195 años de relaciones diplomáticas. Es decir, es una relación que trasciende presidentes y gobiernos.
Tenemos realidades inmutables: Una frontera de 3 mil kilómetros, lazos culturales e integración económica. Diariamente un millón de personas y 437 mil vehículos transitan de manera ordenada y lícita a través de los 58 cruces fronterizos entre nuestros países. La relación comercial bilateral asciende a 500 mil millones de dólares. Cada minuto se comercializa entre ambas naciones 1 millón de dólares. México es el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones de California, Arizona y Texas, y el segundo mercado para otros 20 estados.
La sociedad norteamericana ha sido históricamente amiga de México, cada año alrededor de 8.3 millones de norteamericanos visitan nuestro país y hay 2 millones de norteamericanos que radican con nosotros.
Por más que Trump se empeñe, no habrá muro que corte los lazos de hermandad que unen a ambas naciones.
yuneslanda.com
facebook.com/HectorYunes
Mail: hector.yunes@nullsenado.gob.mx
Instagram: hectoryuneslanda
Twt: @HectorYunes
-o00o-