*Carpócrates decía que solo experimentando todas las variedades del mal es posible conocer el bien. Camelot.

OSORIO CHONG EN CORDOBA

“Combatiremos a los delincuentes con todo, sin darles cuartel”, así iniciaba Osorio Chong, ante su tocayo, el gobernador Miguel Angel, el discurso con la sociedad civil. Córdoba ardía, en calor político con la llegada del número dos del organigrama federal, el secretario de Gobernación, un hombre que, si sale candidato, irrumpirá el tiempo de casi seis años con el presidente Peña Nieto, un cargo donde solo Manuel Bartlett lo fue por seis años, con De la Madrid. Atrás quedaron los días que el gobernador de Veracruz mendigaba puerta por puerta, lo mismo en Los Pinos que en Palacio Nacional, cuando clamaba ayuda financiera con Meade (Mid), que se hacia el desentendido, y con seguridad por las fuerzas del orden. Osorio tuvo elogios para él. Dijo que era un gobernador bien preocupado por la inseguridad y que a todas las reuniones que había habido, su presencia era inmediata. Un grupo de empresarios, unos nueve alcaldes, incluido el anfitrión, Tomás Ríos Bernal, profesionistas y agricultores y cafetaleros, nos reunimos en el interior de la plazoleta de ese Palacio cordobés, cuando Osorio irrumpió. Venían de otra junta donde no entró nadie, ni siquiera los alcaldes. Ultra secreta, donde solo se habla de los esquemas de seguridad, que ellos conocen: Marina y Ejército y Fuerzas Federales y estatales, al lado del secretario de Gobernación, Renato Sales Heredia, Comisionado nacional de seguridad, y los generales y almirantes. Todo un dream team de gobierno y poder. Yunes con los suyos: Téllez Marié, y Jorge Winckler, que desentonaba en esa reunión porque, mientras todos iban de blanco, como palomos, el Fiscal iba totalmente palacio, con un trajecito a la Alejandro Sanz, a ratos parecía cantante español. Entre charlas y charlas se aguardaba el momento que bajaran del segundo piso.

EL SECRETARIO SONRIENTE

Osorio es gente seria, de entrada Yunes le iba presentando a uno por uno. Cuando llegó con quien esto escribe, le dijo: “Secretario, en un momento estarás en la red”, y sonrió y posó con una selfie que compartí en mi espacio de Facebook. Después del discurso que abrió, le dio paso al gobernador. Osorio Chong daba pormenores de las batallas, las que este país ha dado donde, a veces, pensamos que la delincuencia gana, pero oírlo a él se conoce del trabajo que se hace en el país. Le dijo a los presentes que Peña Nieto le había indicado de apoyar con todo a Veracruz. Y que en Coatzacoalcos habían encontrado algo de paz, lugar donde han desbaratado bandas de criminales secuestradores. “Iremos a buscarles”, decía al referirse a los delincuentes. Afuera, los reporteros y periodistas aguardaban. Fueron tres reuniones, la de ellos a puerta cerrada, en la sala de eventos de la presidencia, la de nosotros, la sociedad civil y alcaldes y alcaldesas, y luego se fueron al otro patio, como si fuera el patio de los naranjos, como el de la Moneda de Chile. El alcalde cordobés daba la bienvenida. Al terminar llegaron donde un panel de periodistas y fotógrafos les esperaban. Con la vista fija de Elías Asad, coordinador general de Comunicación Social de Veracruz. Hubo solo dos preguntas, una la respondió Osorio Chong y la otra le dejó la cancha a Miguel Angel Yunes, para que la pateara como lo hace Messi en el Barcelona. Se le agradeció al número dos en el esquema de gobierno, el que haya traído a la Gendarmería. “¿Cuándo se van a ir?”, preguntó una periodista. Y Osorio, con cara de what, se habrá preguntado, pero si apenas vamos llegando.

EL ESCENARIO CORDOBES

Fue breve ese escenario de preguntas y respuestas. El secretario tenía unas cuatro horas de chamba y apresuraba el paso. A la salida, se tomaron cientos de selfies con él, la gente, los periodistas, los trabajadores del Palacio Municipal. Los Portales enfrente, comenzaban a llenarse de jiribilla, los boleros hacían su agosto, los cantantes urbanos a placer. Había movimiento porque no todos los días llega un secretario poderoso, con el poder de su firma y con el armamento para aquietar a esos malosos. Yunes feliz. Esta es su semana, como si fuera de oferta de Semana de Chedraui, donde todo cuesta menos. A principios de semana recibió al secretario que no sabe ler (leer), y en una ceremonia emotiva, Aurelio Nuño le dijo que quería mucho a Xalapa, porque de ahí era su abuelo. Hoy a Osorio Chong y a Renato Sales, un par encargado de la seguridad nacional. Y el jueves viene Enrique Peña Nieto, el presidente de los mexicanos, aquel que, de repente, en un mal tiempo por lo que todos conocemos, le volteó la cara a Veracruz. Pero parece que ya entendió que si le va bien a Veracruz, a él también le va bien y a México. A nosotros, ni se diga. Al final le di las gracias a Renato Sales. Le dije en corto que todos los ahí presentes, sabemos y conocemos de un agravio, o de un amigo a quien levantaron o de gente desaparecida y secuestrada. Que no nos merecemos el país que hemos vivido, y lo reconoció.

En camisa blanca y con el logotipo de la Segob, ese hombre que muy seguramente será el candidato del PRI a la presidencia de México, se despedía. Atravesaron el parque y vieron parte de la Gendarmería. Los fotógrafos se daban vuelo. Frente a Los Portales, un panel de militares aguardaban.

“La delincuencia será vencida”, decía. Daba la numeralia: El Ejército tiene unos 211 mil soldados, las policías municipales unos 450 mil policías, mas 50 mil marinos, y los estados con los suyos. Es decir, son muchos para tan bárbaros delincuentes. Y aseguraba que Gendarmería llegaba a Córdoba, pero daría servicios a los municipios aledaños y hasta la Cuenca del Papaloapan, donde a veces también suenan los cañonazos, no olvidemos que allí nació el Ayotzinapa de Tierra Blanca.

Buena reunión. Reafirmaba todo el apoyo de EPN. Que Veracruz tomaba otro rumbo. Que el gobernador sería apoyado. Y que los veracruzanos ya se merecen vivir en paz. Que así sea.

Al final, una mujer le gritó, le cuestionó algo que Osorio negó. No hubo más.

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