«La amistad no se conquista, no se impone, no se compra, no se hereda ni se transfiere. La amistad se cultiva, se abona con atenciones, se riega con las aguas del desinterés. No importan los niveles sociales, los años o las culturas, la amistad todo lo borra. La felicidad del amigo nos da felicidad. Sus penas se vuelven muestras, porque hay un maravilloso lazo invisible que une a los amigos para hacer frente a los rigores de la vida. Cuando se pierde la confianza luego de algún desafortunado motivo, la amistad termina. Pero la amistad es bella. Cuídala». Es parte de lo que escribió Julio César Coutiño y nos lo envió Mario Ulises Pereyra.