El Papa Francisco suspendió para esta semana todas sus actividades públicas para tomar, junto con sus principales colaboradores del Vaticano, una semana de ejercicios espirituales de Cuaresma.
Como cualquier feligrés, vestido con una sotana y un sobretodo blanco, el Pontífice partió la víspera a bordo de un autobús desde su residencia, Santa Marta, con dirección a la Casa Divino Maestro de Ariccia, a las afueras de Roma.
El Pontifice iba en el primer asiento, junto a otro argentino, el arzobispo y presidente de la Academia Pontificia para las Ciencias, Marcelo Sánchez Sorondo.
Este año las reflexiones del retiro versarán sobre el tema “Pasión, muerte y resurrección de Jesús según Mateo”, y serán impartidas por el sacerdote Giulio Michelini.
Según el programa de los ejercicios, cada día comienza con la concelebración de la misa a las 07:30 horas (06:30 GMT), seguido por un desayuno, una meditación, el almuerzo, otra meditación por la tarde, vísperas con adoración eucarística y cena.
Este domingo, tras la llegada del grupo a la casa de Ariccia, tuvo lugar la primera meditación bajo el título: “La confesión de Pedro y el camino de Jesús hacia Jerusalén”. Durante toda la semana, las reflexiones recorrerán varios momentos de los últimos días de Jesús.
Este domingo, durante su bendición dominical con el Angelus, el Papa habló del periodo católico de Cuaresma, los 40 días previos a la Pascua que comenzaron el pasado Miércoles de Ceniza, y aseguró que es un “camino de conversión, de lucha contra el mal con las armas de la oración, del ayuno y de las obras de caridad”.
“Deseo a todos que el camino cuaresmal sea rico de frutos, y les pido un recuerdo por mí y mis colaboradores de la Curia Romana, que iniciaremos la semana de ejercicios espirituales. Gracias de corazón por la oración que haréis”, apuntó.
Los ejercicios continuarán hasta el mediodía del próximo viernes 10 de marzo, tras lo cual el Papa regresará al Vaticano.