*De Porciela: “La experiencia es una enfermedad que no se contagia”. Camelot.
EL CUMPLE DE FIDEL (FHB)
En un día como hoy, pero de hace 68 años, diría el Hola, en un pueblo sin mar pero con rio y harto calor y hartos moscos, llamado Nopaltepec, nació un chamaco llamado Fidel Herrera Beltrán que, al paso de los años, se convirtió en diputado y diputado y otra vez diputado (4), luego senador de la República, y al final de esa carrera alcanzó la gubernatura del estado (2004/2010) de Veracruz, pedacito de patria que sabe sufrir y cantar. Al lado de Rosa Margarita, su esposa de toda la vida, y de sus hijos, Fidel, Javier y Rosita, seguro celebran con un buen pastel la unión familiar. Los años vividos en la memoria hacen que uno los recuerde, los del bien y los del mal, porque ser gobernante de un estado como este, tan complicado, no debe ser tarea fácil. Por la mañana en el WhatsApp le felicité, como lo hago casi todos los años, los que estaba en el poder y los que no, como ahora. No le veo desde Barcelona, cuando llegué con mi querido nieto Chicharito a ver a ese monstruo llamado Messi liderar una batalla en el Camp Nou contra la Roma, donde nomás les metieron 6 goles. Ese mismo día le acompañé a los muy valorados Premios Onda, que se dan en Barcelona y que le tocó al comunicador mexicano, Joaquín López Dóriga, cuando era aún Cónsul de México en Barcelona, ahora no lo es, pero la amistad es la amistad, porque, lo dijo Woody Allen: La amistad es como la mayonesa, cuesta un huevo y hay que tratar de que no se corte. Felicidades, amigo.
LOPEZ DORIGA/OCHOA REZA
En el reposo del guerrero, leyendo y viendo tele en la convalecencia médica, volví a encontrar a Joaquín López Dóriga en Radio Fórmula TV. Hacía rato no veía al conocido como teacher, que era una estrella mas del canal de las estrellas y un día dejó de serlo. Abrumada Televisa por la baja audiencia, la huida de los clientes, Netflix y amigos que le acompañan, los recortes y las deudas, según la revista Proceso de esta semana, a Joaquín lo dieron de baja en el noticiero estelar y su lugar lo ocupó Denisse Maerker. Ahí van, nada del otro mundo. Pero en radio se mueve como una vez se movió su jefe y patrón, Jacobo Zabludovsky, diciendo lo que quisiere y hablando lo que pudiere. Llegó de invitado Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI. Debo decir que, a fuerza de decir verdad, como dicen en los juzgados, el tipo me caía mal, no sé por qué pero así era. Después de que Joaquín lo sometió a fuego y misiles duros, el hombre se defendió, cuida al presidente y al partido como pocos, él no tiene la culpa de llegar a un PRI donde todos quieren apalear. Habló de Ricardo Anaya y de Chepina Vázquez Mota y de que perderían en el Edomex la elección gubernamental. Habló también del amoroso AMLO y le dijo, lo que siempre le ha dicho, que es un mentiroso y que mintió en su 3de3, allí donde te revisan hasta las chequeras y el alma. Peló los ojos el entrevistador cuando le habló de la mala salud de AMLO, que quizá no llegue ni a candidato. Me gustó y dejó de caerme tan mal, ahora lo veo con otros ojos y otra dinámica. Llamó mi atención que es una gente de esfuerzo y de cultura, reveló Ochoa Reza que, con una beca de Conacyt, él pudo hacer dos maestría en Nueva York y un doctorado en la Universidad de Columbia y, además, escribió un par de libros todos en inglés. O sea, un hombre preparado que llegó allí porque su amigo el presidente le envió a luchar contra los dragones, los azules y los morenos y los amarillos.
LA NECEDAD DE JOAQUIN
El comunicador puede cruzar las líneas de fuego. Puede caminar terrenos pantanosos. Debe, con el poder del micrófono y con su poder de entrevistador, preguntar lo que quiere, mas no puede ensañarse cómo se quisiera. Para ello, para juzgar hay que tener credibilidad y tener la cola muy corta. Alguna vez el presidente Lyndon Johnson, cuando sintió que Walter Cronkite le criticaba en el programa televisivo en red nacional, el presidente le dijo a su jefe de Prensa: “Hemos perdido a Walter Cronkite. Hemos perdido la guerra de Vietnam”. Joaquín sometió a soflamas incendiarias el nombramiento de José Murat Cassab. De pillo no lo bajaba. Le daba veinte y las malas con insultos y ofensas, porro, le dijo. Ochoa Reza aguantaba vara. Joaquín preguntaba cómo es posible que lo tengan allí, con el desprestigio que carga. Ochoa dijo que había sido una gente que apoyó el Pacto con México y ese era el premio. López Dóriga le comentó que lo único que hizo fue prestar una casa, hasta que Ochoa le dijo, así de sopetón: “Una vez tú le pediste una disculpa pública”, y contestó: Si, pero fue por otra cosa. Los riesgos de ensañarse con el enemigo, más si está ausente. De cualquier manera fue una buena entrevista, en horario de una a tres en Fórmula Radio y TV, donde el comunicador se mueve a sus anchas, teniendo en el respaldo tres fotografías: una con el Papa Francesco, una más con Obama y otra con el gran Gabriel García Márquez.
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