Para alguien que se bebió cualquier cantidad de comics –que así no se les decía en aquella época, eran simplemente cuentos- en su infancia, ya sabe usted, desde Superman, Batman, Flash, Linterna Verde, Fantomas, Archi, Los Súper sabios, La Liga de la Justicia, el Pato Donald, Mickey Mouse, Capulina, La familia Burrón, Memín Pingüín, hasta Condorito, entre otros que ya no me acuerdo (Lágrimas y risas tal vez, de la insigne Yolanda Vargas Dulché, aunque no se puede considerar como estrictamente un comic), entrar al cine para ver una película de súper héroes, con todos los adelantos tecnológicos que implica el cine de ciencia ficción que se hace en Hollywood en la actualidad, créanmelo, es como retroceder en el tiempo a los años idos de la infancia, y regresar las manecillas del reloj para volver a ser niño y lograr el maravilloso milagro de soñar despierto.
Y así pasa cuando está la expectativa de ver una película como ‘Logan’, la última con la que cierra su ciclo como el lobezno el australiano Hugh Jackman, que lleva 17 años interpretando a este personaje, Wolverine, probablemente el más entrañable mutante después del enigmático profesor Charles Xavier, que ha sido interpretado magistralmente por Patrick Stewart desde que se exhibe cinematográficamente la saga de los Hombres X (X-Men). ‘Logan’ es un film emocionante desde que ve uno el tráiler de la película con los avances, y lo primero que nota es que se trata de una cinta radicalmente diferente a las anteriores de la serie.
Esta es una mezcla de un western clásico del vaquero solitario del viejo oeste norteamericano, con una Road Movie a la manera de películas que nos remontan a largometrajes tan añorados como entrañables como ‘Carrera contra el destino’ (1971) en donde Kowalski, un típico anti héroe norteamericano conduce un Dodge Challenger en una carrera interminable que finalmente lo conducirá a la muerte, o de ‘Mad Max’ (1979). En esta ocasión la historia nos presenta a un Wolverine acabado, alcohólico y a un profesor Charles Xavier decrépito, senil y con principios de demencia.
Es una película, y aquí digo ¡ojo!, para ‘niños’ mayores de 18 años. Tiene una clasificación R en los Estados Unidos —equivalente a “para mayores de 18 años” de México o clasificación ‘C’—. Y es que en ‘Logan’ vemos a un Wolverine decapitar, desgarrar y atravesar enemigos con sus garras, con escenas realmente violentas, inapropiadas para niños y no aptas para adolescentes, por más que estos se hayan hartado de violencia con los videojuegos. Es una historia melancólica, con un Logan (Jackman) sin deseos de vivir, un Charles Xavier (Patrick Stewart) en decadencia física, y un mundo en el que los mutantes están casi extintos.
‘Logan’ es muy violenta porque el mundo en el 2019 así es como lo pintan. Es probablemente la película de superhéroes más violenta que se haya hecho. En ‘Logan’ las secuencias de acción son espectacularmente violentas y crudas, con consecuencias fatales. ‘Logan’, aun en su decadencia es brutal y bastante poderoso, pero no lo estamos viendo en su mejor momento, es un alcohólico vicioso, que usualmente sale victorioso de sus enfrentamientos, pero siempre con una herida grave, cubierto de sangre. Más que en cualquier otro largometraje del mundo X-Men, el Wolverine de esta película es un protagonista vulnerable, hasta frágil.
‘Logan’ se recomienda ampliamente. Escuchaba a un crítico de cine en la radio calificarla con 9.5 y, en una de esas, decía, hasta un 10 de calificación le pondría. Yo no llego a tanto, me conformo con un 9, pero de que la película es espectacular y emocionante de eso no hay duda, ¡ah!, y no le pierda la pista a Laura (Dafne Keen), la primera mutante nueva en mucho tiempo, que será la contraparte entre ‘Logan’, el profesor Xavier y un grupo de nefastos villanos que quiere secuestrar a la niña para sus propios y malignos propósitos.
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