*Y he aquí la muerte, la muerte que siempre vuelve a empezar. Camelot.

EL PRODITORIO CRIMEN

El domingo volvieron a cabalgar los idus de la muerte. En una mañana dominical, fue asesinado el periodista Ricardo Monlui Cabrera. En Yanga, cerca de Córdoba. Por la mañana, al saberlo y ser avisado por el periodista Sabás Flores, activé la alerta a la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP) y comenzamos la investigación. Primero, corroborar si era cierto. Luego, aparte de lamentarlo, iniciar el apoyo a la familia y lanzar el boletín donde se condenaba el acto. La CEAPP recibió andanadas de periodistas ruidosos, esos a los que no les calienta ni el sol. Que si agachaban la cabeza ante el gobernador, que sí no se quería molestarlo. Puras jaladas de gente resentida. Nada hay peor en este país y en ningún estado, que un periodista sea asesinado, desde la óptica que se vea. Lastima a la familia, donde deja una viuda y unos hijos sin padre. Lastima al gobierno, que cada baja es un número malo y que la noticia gravita en todo el mundo, más si es en Veracruz, donde llevamos 20 bajas en algunos años. Lastima al gremio, a los periodistas que a la calle sin la protección de nada cubren su trabajo, mas los de la parte policiaca, que son los de más riesgo, a la intemperie con mas armas que su pluma y papel. Lastima a la sociedad, que ve caer más y más gente inocente en este estado violento, donde hay mas fosas que nada. Nos lastima a todos, pues. Activados en nuestra red de la CEAPP, Jorge Morales Vázquez, secretario ejecutivo, se trasladó de Xalapa a Córdoba. En Yanga olía a muerte y quebranto. Llegó y vio a la viuda y a los hijos, allí estuvo Jorge una buena parte del día, tratando de apoyar en lo que se podía, que a esa hora, con el cuerpo del periodista tendido, poco hay qué hacer, pero siempre ayuda la mano amiga y generosa de los compañeros periodistas. Una buena parte permaneció al lado de la viuda y los hijos, les acompañó a la Fiscalía, donde declaraban. Y por la noche partió de regreso con la misión cumplida de que, cuando hay un quebranto, la Comisión de Periodistas está al pendiente, aunque vengan críticas de insolentes mamones.

LA CAPILLA

Más tarde, siguiendo la ruta de las redes sociales, el gobernador Miguel Angel Yunes llegó con la viuda, a la capilla cordobesa de la funeraria La Paz, y a los hijos les tendió la mano amiga del gobierno, les dijo que va a la caza de los culpables, que habrá justicia, le acompañaba su jefe de Comunicación Social, Elías Asaad. Un acto bien visto, cubriendo el duelo. Es el primer periodista caído en esta Administración. Hace unos días, la Comisionada Sayda hablaba de ir a las zonas regionales y hablar con ellos, para ver y saber si se sentían amenazados por algo o alguien. Le dije que en la zona no había sospechas de nada. Aquí hubo bajas de periodistas, y no se vislumbraba ningún asunto tétrico. Pero más llega el diablo con sus diabluras, y miren ahora, Ricardo era un periodista muy conocido en la región. Por lo regular escribía de los asuntos cañeros, de los ingenios, jamás se pensaba en algún peligro. Pero serán las autoridades las que desmadejen ese nudo. Es una pena, porque siempre la muerte de un periodista enluta a muchos.

CON WINCKLER

La mañana de hoy lunes, el Fiscal Jorge Winckler me envió mensaje que andaba en Córdoba. Le respondí y lo alcancé. Un Comisionado de la CEAPP hacía falta en esos momentos, pensé, y me fui a Córdoba a alcanzarlo y ver el trabajo que hacía por la mañana. Saludé a un hijo de Monlui y le di el pésame. Jorge se había entrevistado con la viuda y los hijos, vino a hacerse cargo de todos los gastos que generó ese lamentable crimen. Luego, partimos a la Fiscalía en la cordobesa calle 9 de la colonia centro. Allí estaba el delegado de la PGR y los investigadores, esperándole. La Suprema Corte de Justicia de la Nación decretó que todos los asesinatos en este país deben ser atraídos por la PGR. Y allí estaba el equipo que se hará cargo de atrapar a la bestia que lo liquidó. Y a los intelectuales, si los hubiera. Dejé al Fiscal hacer su trabajo y partí, después de acompañarlo al Cementerio Jardines de la Paz, de la colonia Paraíso, de regreso a casa. Aquí descansará el periodista asesinado. En este lugar de descanso eterno. Qué descanse en paz, y en tiempos así, cuando doblan las campanas, no pregunten por quién doblan, doblan por ti, por mí, por nosotros, por todos, y doblan en duelo eterno.

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