El poeta Walt Whitman escribió: «No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,/ sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños./ No te dejes vencer por el desaliento./ No permitas que nadie te quite el derecho a/ expresarte,/ que es casi un deber./ No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario./ No dejes de creer que las palabras y las poesías/ sí pueden cambiar el mundo”.
Se trata del poema “No te detengas” que cito a propósito del Día Mundial de la Poesía que se celebró el pasado 21 de marzo, el mismo día que se conmemoró el 211 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez; la misma fecha del Día Mundial de las Personas con Síndrome de Down, y el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.
Ta güeno, pero por muchos días que celebremos, conmemoremos, vaya, recordemos, no veo que se avance mucho, como que nomás cumplimos el protocolo, nos atascamos la boca de palabrería y las acciones son pocas, demasiados oídos sordos, la memoria nos falla (“Tengo poca memoria, y la poca que tengo es débil”, escribió sarcástico Williams Deer), la indiferencia nos asiste, cruel actitud empeñada en arrojarnos en la oscuridad. Falto de conciencia.
¿Qué es eso de “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”? La verdad emitimos palabras y no le encontramos sentido, no hay repercusión, respuesta, andamos zombis, con el celular pegado a los sentidos (los pocos que se tiene, ¿son cinco?), mucho más la juventud, pero en realidad no hay distingo de edad, ni clase ni nada, la mayoría andamos cada quien en su mundo y sólo nos fijamos en el prójimo (¿próximo?) cuando necesitamos algo de él; claro, en el medio rural de México el progreso prometido aún no llega (¿llegará?), las desigualdades entre ricos y pobres y jodidos es enorme, pero eso es otra historia. ¿A quién le importa los pobres? Precisamente a los que más tienen y, claro, a los políticos, si no ¿pos entonces?
Hay avances, cierto, pero con pasos de tortuga –con perdón de la tortuga-, y dicho sea de paso, hay avances pero en medio de ratas y ratones y… ¿Así pos cómo?
No encontré en los medios de comunicación más que una que otra notita sobre el Día Mundial de la Poesía, pos qué quería en un país donde la cultura y la poesía es cosa de pocos y locos… ¿No dicen que de músico, poeta y loco todos tenemos un poco? Como dice el Romance cantado por Joan Manuel Serrat: “Y Curro se muere/ por ese mal bicho./ Ay! Quien fuese abrigo,/ para andar contigo…”
En fin, ya me agarró lo “poetaloco”. Así que mejor los dejó con Walt Whitman: “Aunque el viento sople en contra,/ la poderosa obra continúa:/ Tú puedes aportar una estrofa./ No dejes nunca de soñar,/ porque en sueños es libre el hombre./ No caigas en el peor de los errores:/ el silencio./ La mayoría vive en un silencio espantoso./ No te resignes”.
De cinismo y anexas
Andando por los terrenos de la palabra, Woody Allen expresó: “Hay un viejo chiste: dos mujeres mayores están en un hotel de alta montaña y una comenta, “¡Vaya, aquí la comida es realmente terrible!”, y contesta la otra: “¡Y además las raciones son muy pequeñas!”. Pues básicamente así es como me parece la vida, llena de soledad, histeria, sufrimiento, tristeza y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa”.
Y no se acaben el agua, si no ¿pos cómo? Digo, por el Día Mundial del Agua este 22 de marzo. Que siga la fiesta.