Decenas de miles de maestros que llegaron desde diversos puntos de Argentina reclamaron hoy al presidente Mauricio Macri en Buenos Aires la apertura de negociaciones salariales a nivel nacional y defendieron la educación pública, en el cierre del cuarto día de huelga nacional de docentes.
Unas 400 mil personas, según estimaron los organizadores, participaron en la multitudinaria manifestación en la que dirigentes sindicales protestaron contra la política educativa de Macri, de la coalición de centroderecha Cambiemos. «Es una marcha multitudinaria histórica. Queremos un salario digno y un trato respetuoso», declaró el líder sindical docente Roberto Baradel.
El dirigente del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA) instó a Macri a ser «más responsable y que cumpla con la ley de financiamiento educativo y que el Estado nacional asista a las provincias». «Tiene que establecer un piso salarial nacional», sostuvo. El sistema educativo argentino fue descentralizado y cada provincia negocia con los maestros los aumentos salariales. Los maestros reclaman una discusión nacional que fije un piso para las provincias.
El año escolar comenzó a principios de marzo, pero hasta ahora sólo unos pocos de los 24 distritos argentinos cerraron un acuerdo salarial y las huelgas impidieron el curso normal de los estudios de millones de niños. Los maestros demandan un incremento de los sueldos que permita equilibrar la pérdida adquisitiva que sufrieron el año pasado ante una inflación que alcanzó un ritmo del 40.9 por ciento anual y enfrentar el alza de precios actual, en medio de un enfrentamiento político de los sindicatos con el Gobierno. La masiva movilización estuvo integrada por multitudinarias columnas provenientes de la Patagonia (sur), Cuyo (oeste), el nordeste y el noroeste argentino que confluyeron hoy en la capital para participar en el acto central en la histórica plaza frente a la Casa Rosada, la sede del Gobierno nacional.
Las declaraciones del mandatario el martes al dar a conocer un crítico informe de la calidad educativa argentina, en las que desvalorizó la escuela pública, empeoraron el malestar de los maestros. «Los resultados fueron sorprendentemente malos. Hay una terrible inequidad entre el que puede ir a la escuela privada y el que tiene que caer en la escuela pública», afirmó el mandatario argentino en una conferencia de prensa.
Según la evaluación «Aprender», realizada por el Gobierno sobre la base de un cuestionario respondido por un millón 400 mil estudiantes de más de 3 mil escuelas públicas y privadas, casi la mitad de ellos finaliza su educación secundaria sin lograr comprender el texto que lee y siete de cada diez alumnos no alcanzan a resolver sencillos problemas de matemática.
La dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), Sonia Alesso, advirtió que «el presidente y sus ministros agraviaron a todos». «Ninguno de los que está acá se cayó en la escuela pública», agregó. «Estamos acá para decirle al Presidente que respete la ley, una ley votada en el Congreso, una ley por la que nosotros militamos, marchamos y llevamos adelante luchas provinciales en todo el país», declaró Alesso ante los manifestantes, muchos de ellos con sus guardapolvos (batas) blancas con los que dan clases.
El Gobierno nacional «viene sosteniendo que la educación pública no sirve» porque su objetivo es «la privatización y la mercantilización», alertó. La matrícula de alumnos de las escuelas privadas crece de forma constante, en detrimento de las públicas.
El secretario general de la Unión de Docentes Argentinos (UDA), Sergio Romero, advirtió por su parte que el Gobierno «va a por la escuela pública». «Le pedimos que negocie con los trabajadores de la educación de forma responsable, que garanticemos la paz social y la escuela pública. Nosotros los vamos a acompañar si toman ese rumbo», aseguró.