En la más reciente presentación de un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre las circunstancias de violencia en América latina, se afirma que; en casi todas las culturas la discriminación y pobreza de mujeres y niñas es un tema que atraviesa grandes niveles en sus vidas a diferencia de la pobreza masculina, agrega la OCDE que en los hogares con pobreza las mujeres y niñas se alimentan menos y padecen al interior de sus hogares mayores abusos y violencia, la escases de tiempo para dedicarlo al estudio o tareas para su crecimiento personal al destinar mayor cantidad de tareas de reproducción del hogar, las cuales no son remuneradas y mucho menos visibilizadas permiten observar una violencia discriminativa en las mujeres.
México se evidencia en estos momentos, como se hace en casi todo el mundo, (África, Líbano, Arabia saudita, Bolivia, Perú, Argentina y otros países ) con una marcada feminización de la pobreza, la cual va en incremento, como lo confirmo la CEPAL (2009) un promedio de las mujeres de nuestro país realiza 6.53 horas de trabajo no remunerado, mientras que los hombres realizan 1.33 horas, provocando una marcada brecha desigual por razones de género, si agregamos a esto la falta de toma de decisiones de las mujeres, que parece no tener fin, la falta de autonomía sobre sus derechos de salud reproductiva y sexual, al no permitirse de forma legal el derecho al aborto (por razones de violación) observamos cómo se ahonda la pobreza femenina; algunas mujeres demandan cada día más las adversas condiciones laborales, sin la más mínima garantía de sus derechos, aun cuando existen organismos que sugieren mediante resultados los altos alcances de la productiva laboral de las mujeres, pareciera que no es importante aun cuando se hace especial hincapié en la necesidad de la promoción a mejores cargos dentro de los sistemas productivos modernos en un mundo tradicionalmente masculino y cerrado, donde las mujeres son vistas como inferiores.

Cuando hablamos de pobreza, debemos aceptar que por siglos la humanidad ha restado a las mujeres, estableciendo su precaria condición de vida y la vulnerabilidad en cuanto a sus derechos, precisamente en ello radica parte de la feminización de la pobreza, en la sobre explotación económica de las mujeres así como su subordinación social, hoy podemos observar un fenómeno aún más grave; la feminización de la supervivencia, la cual consiste en el reclutamiento de mujeres en trabajos con horarios irregulares, donde realizan actividades sin apenas tiempo para comer y donde se les pueda despedir fácilmente sin que ellas logren exigir ser liquidadas o demandar, esta feminización de la sobrevivencia está basada en la desigualdad de género en el mercado de trabajo, en la estructura social y familiar que conlleva a la vulnerabilidad y discriminación para las mujeres.
En la actualidad con el neoliberalismo, observamos la implementación para la supervivencia de las mujeres inmersas en la feminización de la pobreza en un mundo de desarrollo estratégico como; la prostitución, la trata, venta de órganos, el traslado de drogas al interior de sus cuerpos (mulas) etc., Lo que se complica cada día más y dificulta el auto empoderamiento de las mujeres, el exacerbado mundo de consumo y las tendencias mediáticas sobre los estereotipos de belleza que las mujeres deben asumir, generan al interior de los hogares una marcada violencia, la cual es reproducida por los miembros restantes de la familia.
¿Son las mujeres de generaciones más jóvenes víctimas de la feminización de la pobreza?
¿La violencia por razones de género se encuentra implícita en la feminización de la pobreza?

Continuara en la segunda parte.