EN UN AÑO, aproximadamente, el pueblo mexicano, estará de nuevo frente a un proceso electoral. Será, como se sabe, la sucesión presidencial que tanto llama la atención política de todo el mundo, tanto para la vida nacional como en el ámbito internacional.

También, en Veracruz, particularmente, se estará definiendo el rumbo hacia el futuro, en medio de grandes problemas políticos, pero sobre todo, económicos, ya que en este mismo momento, previo a elecciones municipales, la crisis ha hecho presa en la administración estatal y consecuentemente en todo el Estado.

Pero en fin, políticamente, hay que ver las cosas.

Estos dos procesos, involucrados en uno mismo, tendrán como objetivo renovar los poderes de la nación como del Estado.

A nivel nacional, se debate, desde hace tiempo, sobre los posibles candidatos que habrán de competir por la Presidencia de la República.

Uno de ellos, de los que avalaran los partidos políticos, será el nuevo mandatario.

Ahí estará la responsabilidad de cada una de las organizaciones políticas, pues todos tendrán que mandar a la guerra electoral a sus mejores hombres, los que podrán hacer un buen papel en la Presidencia de la República. No se tratará de llenar el hueco, porque en una de esas, como ya sucedió con el PAN, quien no esperaba que ganara la Presidencia, con Vicente Fox Quesada, de quien todavía se dice, entre algunos malintencionados, que a pesar del tiempo, no le ha caído el veinte de que ganó la posición más importante del país.

Esto quiere decir, que aún le dura el sueño, cuando su periodo gubernamental ya se fue desde hace un poco más de diez años.

El asunto es que, una vez elegido, no se puede dar marcha atrás.

Hay que esperar que pasen los seis años del periodo constitucional para volver a tener un nuevo Presidente.

De ahí que los partidos políticos deben madurar en todos los sentidos, pues sabemos diariamente de los conflictos internos que padece cada uno de ellos y de esa manera no podrán garantizar al pueblo mexicano, que estarán estudiando a la mejor opción para gobernar al país.

¿Pero, que sucederá en Veracruz?. Casi la misma cosa, pues hay que entender que los partidos políticos tienen que ir definiendo poco a poco el perfil de su candidato, con la preparación adecuada, la experiencia suficiente y el conocimiento de una realidad de las condiciones en que se encuentra la entidad.

No se tratará, pues de la improvisación, del ahí se va, porque entonces no estarían siendo responsables como partidos políticos, sabiendo que en la actualidad las expectativas políticas son otras.

Dadas las circunstancias que se viven en todo el Estado, principalmente las relacionadas con los gobiernos pasados que han robado el patrimonio de todos los veracruzanos, así como de la administración presente, cuyo objetivo, parece ser, solamente, apresar a los malos gobernantes, pero no a desarrollar una tarea congruente con la promesa de campaña y la realidad de un gobierno ya en funciones.

Las circunstancias políticas, se preparan, por así decirlo, para volver a jugar su propio papel en las próximas elecciones.

Por eso, ante este nuevo escenario político del país, como del Estado, será necesario que los partidos políticos, tengan la capacidad para evaluar, en tiempo y forma, a quienes serás los protagonistas del futuro político de México y de Veracruz.

Será pues, una importante responsabilidad política de los partidos, respaldar a quien verdaderamente garantice tener las virtudes de un buen gobernante, porque puede suceder que su candidato gane, pero con los pies puestos en la tierra, sabiendo de qué se trata su éxito electoral.

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VAYA QUE EN LOS recientes días, la iglesia, le ha entrado de lleno, a la cuestión política.

Ya no se mide con la sola opinión de sus ministros, sino que impone ya, hasta su propia posición respecto de los próximos comicios.

Desde luego, que esta intromisión en las cuestiones del Estado, así como de los mismos ciudadanos, les conviene a ciertos personajes de la vida pública de Veracruz, quienes se han definido panistas de corazón, aunque el corazón todavía late, ahora sí con fuerza, por los colores de otra organización política.

Pero en fin, son los tiempos de diversas manifestaciones políticas y la iglesia no se podría quedar atrás.

Lo malo es que lo haga invadiendo la esfera política del Estado, de los propios veracruzanos, así como de todos aquellos que bien saben que debe haber respeto mutuo en las funciones o actividades que les corresponden.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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