Al menos 27 niños murieron en el presunto ataque con armas químicas en Siria esta semana y más de 500 personas resultaron heridas, en un balance que se espera aumente, informó el jueves Unicef.
«No se puede permitir que continúe el asesinato de niños en Siria», advirtió Geert Cappelaere, director regional para Medio Oriente de Unicef, la agencia de Naciones Unidas para asuntos de la infancia.
«Todas las partes en el conflicto y las que tienen influencia sobre ellas deben poner fin de inmediato a este horror», señaló Cappelaere en un comunicado.
Un ataque aéreo el martes contra la localidad rebelde de Jan Sheijun, en la provincia noroccidental de Idlib, dejó decenas de civiles muertos por un ataque con presuntas armas químicas.
Cappelaere informó que al menos 27 niños estaban entre los muertos y que 546 personas resultaron heridas. «Se espera que las cifras de víctimas aumenten», agregó.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el número de muertos en la ciudad había aumentado a 86, incluyendo a 30 niños, al tiempo que resultaron heridas más de 160 personas y otras están desaparecidas.
La Unicef dijo que está trabajando con sus pares en respuesta al ataque mediante el apoyo a tres clínicas móviles y cuatro hospitales para proporcionar primeros auxilios y tratamiento.
La agencia también está entregando suministros médicos críticos y «trabajando con sus aliados de salud para crear conciencia sobre la respuesta médica a ataques químicos», dijo.