No sé cómo calificar a José Antonio Sánchez Domínguez, el director general de Televisión Española (está en el cargo desde el 23 de octubre de 2014, y con esta es la segunda vez que se desempeña como tal), que el día de ayer dijo una verdadera barbaridad. Durante su intervención en un acto celebrado en la Casa América de Madrid afirmó que “la misión de los españoles que colonizaron América fue evangelizadora y civilizadora”, al tiempo que invocó las bondades de la conquista, como la creación de iglesias, escuelas y hospitales, y negó el exterminio de los indígenas debido al avanzado nivel cultural de los conquistadores, para cerrar el cuadro con esta desafortunadísima idea: “…lamentar la desaparición del imperio azteca es como mostrar pesar por la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial”.
Imperdonable que una persona con el cargo que ostenta, ¡director general de la televisión pública por excelencia del Estado español!, se permita ese tipo de opiniones ligeras, juicios de valor que no tienen el mínimo sustento teórico e histórico, que lo único que revelan es una colosal ignorancia, porque, digo, si bien no es algo que amerite rasgarse las vestiduras y cortarse las venas por la cultura azteca, lo que agravia verdaderamente es que este indocto mezcle manzanas con peras, quién le habrá dicho que los crímenes contra la humanidad cometidos por los nazis durante la segunda guerra mundial son equiparables a los sacrificios humanos que hacían los sacerdotes aztecas como parte de su muy particular interpretación del universo, cosa por supuesto muy difícil de comprender para este ignaro.
Y miren que me considero especialmente hispanista –hispanófilo-, espero que nadie se vaya a sentir ofendido si lastimo sensibilidades, cosa que no está reñido con mis sentimientos de mexicanidad y el profundo orgullo que siento por la Historia Nacional, considero que nada tiene que ver una cosa con la otra, se trata de la cultura y de la visión universal de las cosas por un lado, y del nacionalismo, del ser mexicano, de la Patria misma que son irrenunciables, por el otro. También soy un convencido de que en el caso de México en relación a España lo que hubo en realidad fue una colonización que duró 300 años, pero jamás una conquista. Que el idioma, que la religión, que la castellanización, que las culturas desplazadas, que se impuso el monoteísmo por encima del politeísmo, me pueden decir lo que sea, pero aquí no somos españoles, somos una nación producto de un mestizaje en donde hay mucho de España, pero que hay mucho más del México ancestral originario.
Los nazis cometieron crímenes incalificables no solo en contra de los judíos sino contra toda la humanidad en la segunda guerra mundial, los mismos españoles cometieron verdaderas masacres en contra de los mismos judíos, fundamentalmente a finales del siglo XIV que culminaron con su expulsión de España por los reyes católicos en 1492. Y la historia del mundo registra pasajes ignominiosos en la Unión Soviética de Stalin con los ‘pogromos’, que fue como una ‘limpia’ étnica que aplicó el dictador a las minorías judías, o en la Turquía otomana en el siglo XIX, cuando los turcos masacraron a entre uno y medio y dos millones de armenios de la manera más cruel y brutal que recuerde la historia de la humanidad, y esto por mencionar tan solo algunos casos, sin olvidar a Atila, a los propios romanos en la conquista de las Dacias y… a la Santa Inquisición.
No cabe duda que la ignorancia es mala consejera. Este hombre Sánchez al inicio de su alocución, pretendió curarse en salud al decir que: “Mi falta de conocimiento sobre el asunto, el exceso de trabajo que tengo y el poco tiempo que he tenido hace que la calidad de las palabras que voy a pronunciar deje mucho que desear, por lo que pido perdón por las mismas», pues más le valía que se hubiera excusado de hablar antes de decir tanta imbecilidad, lo único que hizo fue evidenciar sus limitaciones del conocimiento de la historia.
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