Tras su metedura de pata en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde no pudo recordar el título de tres libros que marcaron su vida, Enrique Peña Nieto se convirtió en el ejemplo a evitar. Nadie que se dignara a presumirse mínimamente cultivado tendría a partir de entonces la ocurrencia de compararse con el entonces precandidado a la presidencia del país, o al menos eso pensaríamos tras la ola de burlas que la ocasión provocó. Pero siempre hay un negrito en el arroz…
Esta vez el rebelde sin causa de la opinión pública fue Gustavo Balderas, integrante del Frente Nacional por la Familia (FNF) y presidente de la Asociación Civil Humanismo y Trascendencia para Veracruz, pues en conferencia de prensa del viernes pasado admitió sin empacho alguno: “Ahora sí estoy como Peña Nieto, no tengo ahorita el título (de investigaciones o libros que respaldaran que los derechos de los niños serían violentados al ser adoptados por una familia homoparental)”.
De acuerdo con Gustavo Balderas, las facultades de Pedagogía, las escuelas normales y “todo lo que nos habla del desarrollo integral de los niños nos habla de la necesidad de una imagen paterna y una imagen materna”.
¿Pero qué es una “imagen paterna y materna”? ¿De qué hablamos cuando invocamos dichas figuras? ¿A los papeles tradicionales entre hombres y mujeres? ¿La educación de los menores debe ir dirigida a quién usa el delantal y quién el balón? ¿Y los valores? ¿Acaso valores como el respeto, la honestidad y la solidaridad tienen género?
Con todas esas preguntas en mente, me dirigí al oráculo de nuestro siglo, el Internet, y obtuve las siguientes respuestas, con lo que además queda comprobado que no hay excusas para evitar “ahora sí estar como Peña Nieto”.
Para empezar Josetxu Linaza, psicólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que la creencia de que los infantes necesitan una “figura materna y paterna” se basa más bien en la tradicional necesidad de que niños y niñas desarrollaran una perspectiva acerca de lo activo, seguro y competitivos que serían ellos, mientras que ellas debían aprender a ser cooperativas, sumisas y sentimentales.
Sin embargo, “los estudios sobre padres separados muestran que esta dicotomía de roles se modifica como resultado de la separación y de las tareas nuevas que asume cada cónyuge. Madres y padres puntúan más alto en rasgos masculinos y femeninos”. Asimismo, pone de manifiesto que con la evolución de la sociedad, se ha visto disminuida la dicotomía tradicional entre lo masculino y lo femenino, pues ambos géneros necesitan las características tradicionalmente atribuidas al otro para convivir en la esfera pública, pero también en la privada.
Por su parte, María del Mar González, profesora de la Universidad de Sevilla, admite que las teorías clásicas de crianza ponderaban como importantes las figuras materna y paterna “pero que la investigación en diversidad familiar (las) ha ido desvelando como carentes de base. Hoy sabemos que lo importante de un hogar (…) es su grado de compromiso vital con niños y niñas”. Asimismo hace hincapié en que incluso si estas figuras fueran importantes para el desarrollo de los menores, éstos podrían encontrarlas en otros miembros de la familia que no fueran los padres o madres: abuelos, tíos, amistades. Yo añadiría que si tanto nos preocupa que la masculinidad y feminidad tradicionales se extingan, solo hay que encender la tele, mirar una película, leer un libro o escuchar una canción: ahí están, tan tranquilas como siempre.
Por supuesto, así como estos dos psicólogos afirman que, de acuerdo con los estudios realizados, las familias homoparentales pueden brindar un ambiente tan seguro o más que el de las heterosexuales, sin detrimento de la identidad de género de los niños, es probable que encontremos investigaciones que sentencien lo contrario. Es aquí donde entra nuestra capacidad de crítica y de sentido común para discernir lo que está viciado por prejuicios o la propia impericia de los investigadores o divulgadores.
Lo que no se vale es el hablar por hablar. Ignorar no es un delito, pero querer propagar la ignorancia es cuando menos reprobable, Gustavo Balderas. Para la próxima, cuando vayas a participar en rueda de prensa, asegúrate de poder respaldar lo que dices. Es tan fácil como hacer una búsqueda previa en Google, salvo que tampoco sirve elegir cualquier enlace. Google Académico será tu guía…
Y mientras, nosotros pensemos: ¿qué fue lo que aprendimos de nuestros padres? ¿A ser hombres o mujeres, o personas con valores?
PD: Los textos de María del Mar González y Josetxu Linaza pueden ser consultados aquí: https://goo.gl/MIaGr5
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