Por Ramón Durón Ruíz (†)

Las abuelas de mi tierra siempre apegadas al amor de Dios, dicen que la Semana Santa es una época llena de sentido espiritual, que es un periodo pleno del misticismo sagrado del cristianismo, que transcurre desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección; desde el punto de vista ritual, es un período de intensa actividad por ser la semana en la que se hace un memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. El jueves, el viernes y el sábado santos, –triduo pascual– simbolizan la de renovación a través de la búsqueda y muerte de Jesús.
La semana santa es una gran oportunidad para reflexionar sobre el dolor del mártir del Gólgota: Jesucristo, aquel hombre que gozándose en una vida llena de humildad al morir en la cruz nos legó cientos de lecciones, entre ellas:
1.-Se humilde… que donde hay humildad, llegan fácilmente todos los bienes del mundo armonizándote con tu divinidad.
2.- Ama, que el amor es el principio que crea, ama tu vida, tu casa, tu trabajo, tu camino, tu familia, tus amigos.
3.- Eres lo que comes, eres lo que lees, eres lo que crees, eres lo que piensas, así que a comer sano, leer lo mejor, creer en ti y pensar en grande.
4.-Haz del entusiasmo tu mejor amigo, que siempre te acompañe en tu camino… es la luz de tu vida.
5.- Busca a tus viejos amigos para que te acompañen en el camino de la sabiduría que da la vejez y a los nuevos amigos para que regeneren tu espíritu para que jamás dejes de crecer, porque cuando dejas de crecer principia a morir algo de ti.
6.- Da bienes, da amor, da bendiciones, da esperanza, porque el que da recibe… pero multiplicado. Cada nuevo amanecer Dios te abre la puerta para la abundancia total, abre tus brazos para que la recibas.
7.- Cada mañana de tu vida, cuando abras tus ojos da ¡Gracias! porque Dios te da una vida no para tener, sino para disfrutar lo que tienes, ¡Gracias por lo que eres!, ¡Gracias por los bienes que vienen, los que recibirás!
8.- Vibra en armonía con el universo, mírate a los ojos en el espejo, acaricia tus sueños, ama tu cuerpo, bendícelo con las más tiernas palabras, que iluminaran tu alma llevándote a volar en la conquista de tus metas.
9.- Ten sueños, trabaja por ellos, lucha por ellos, inscríbelos, decrétalos, vibra de emoción sintiéndolos tuyos, recuerda la lección simple de la vida: Quien no tiene sueños y no sabe a dónde va… jamás encontrará el camino.
10.- Canta, cántale a la vida, al amor, al cosmos, cantar es una de las más sencillas maneras de armonizar tu mente, con el cuerpo y el espíritu.
11.- Relájate, deja tus cosas en manos de Dios porque, en nuestra vida no hay casualidades, todo sucede con un propósito. No tomes las adversidades, ni la riqueza como algo absoluto, ten el juicio de darle tiempo al tiempo. Se feliz con dinero o sin él, se feliz con amor o desamor, se feliz… tú tienes una misión única en la vida: ser feliz… ¡lo demás llega por añadidura!
12.- Goza del milagro del humor, que con su química te genera un excepcional estado de bienestar emocional, físico, psíquico, familiar, laboral.
A propósito del humor, un joven bien parecido llega al confesionario con el Padre Chuyo y todo pesaroso le dice:
––Padre he pecado, ¡ayúdeme!
––Pos’ que pasó mijito –responde amorosamente el querido sacerdote.
––Es que en esta Semana Santa fui a la playa con mi novia y le toqué las tetas.
––Haber –pregunta el Padre– ¿y se las tocaste por encima del traje de baño o por debajo?
––¡Por encimita Padre!
––Como serás pendejo… ¡SÍ EL PECADO ES EL MISMO!

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