Es el libro reseñado esta semana.
Eurípides
Penguín Clásicos
España, 2015
pp. 152
los atenienses logran entrar a Troya después de un sitio de diez años y la saquean. Los hombre han muerto en combate y sólo sobreviven las mujeres. Los vencedores se apropian de ellas como botín de guerra. La flota está a punto de partir. La reina Hécuba, esposa de Príamo, se lamenta de la derrota: “Arde Ilión, ¡gimamos!”. Se pregunta por el destino de su familia y de cada troyana.
Ella misma ha sido dada a Odiseo y sus hijas Andrómaca y Casandra, la primera al hijo de Aquiles y la segunda a Agamenón. Su hija Políxena es sacrificada en la tumba de Aquiles. Los aqueos matan a Astianacte, el hijo de Héctor y Andrómaca, que arrojan por la muralla de la ciudad.
Menelao se lleva a Helena, la culpable de la guerra, para matarla en Esparta. Hécuba celebra la decisión de que la maten, pero advierte a Menelao sobre las posibilidades de que ella lo vuelva a seducir en el viaje.
Helena argumenta que la culpa es de Príamo, que no mató a Paris cuando nació y así se cumplió, tal como estaba profetizado el destino de Troya, que iba a ser destruida si el niño no moría. Y culpa también a Afrodita que, en el famoso juicio de Paris, prometió que ella sería concedida a Paris.
Hécuba afirma que no fue Afrodita la vencedora, sino Afrosine, la lujuria, y que los hombres a todas sus insensateces le dan el nombre de Afrodita. Las troyanas son embarcadas. Los atenienses, al momento de partir, queman la ciudad.
Poseidón se duele con la destrucción de Troya que ayudó a construir. Atenea, que apoyaba a los atenienses, se queja ante Poseidón que éstos han sacado a Casandra del templo donde le rendía culto. Ellos han de sufrir a causa de sus actos.
Eurípides plantea cómo los vencedores pierden la mesura y no tienen piedad de los vencidos y tampoco respetan a los dioses. Profanan sus templos. En sus irracionalidad, después de la victoria, no se detienen ante los niños a quienes también matan.
La desgracia se cierne sobre los vencedores quienes van a estar sujetos a todo tipo de sufrimientos. Según Eurípides, Zeus conduce a la justicia por caminos silenciosos. Los excesos de la guerra son castigados. La degradación moral tiene consecuencias. El injusto prepara su propia destrucción.
Este planteamiento de Eurípides, 2,500 años después, sigue siendo válido. Es el destino de muchos de los políticos de hoy, que pagan las consecuencias de sus abusos y excesos.
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Eurípides (480 a.C. – 406 a.C.) con esta obra gana el segundo lugar en la 91 Olimpiada. Se estrena en 415 a.C. Forma parte de una trilogía junto con Alejandroy Palamedes. De éstas solo se conservan algunas páginas. Escribió más de 90 tragedias, pero sólo nos han llegado 19.