Afredo Bryce Echenique afirma: “El escritor es un hombre sorprendido, el amor es motivo de sorpresa y el humor, un pararrayos vital” Este viejo Filósofo sabe que uno de los secretos de vivir, es jamás perder el acicate de dejarse sorprender por el milagro de la alborada que comienza. Rabindranath Tagore afirmaba: “La sorpresa es el móvil de cada descubrimiento.”
HOY descubre que el pararrayos que el buen sentido el humor provee, te ayuda a viajar ligero de equipaje, dejando de aferrarte al círculo vicioso del miedo, del que nace el dolor, el odio, el rencor, la ira, la envidia y de la mano de ellos la enfermedad.
Para pasar al círculo virtuoso del amor incondicional, del que brota la salud, la felicidad, la alegría, la paz interior, la pasión, el entusiasmo, que tienen la magia de ayudarte a redescubrir el motivo del ¿porque vivir?
Cuando te das el permiso de gozar del poder energético que trae consigo el buen sentido del humor, “luchas por la excelencia… no por la perfección” sientes como el viento suave acaricia tu faz y como la vida marcha a tu favor, es entonces que haces a un lado el “parecer” e inicias a gozar “el ser”.
El buen sentido del humor es sanidad pura que brota de tu manantial Divino, que te enseña “que las cosas no valen por el tiempo que duran… sino por la huella que dejan” y que todo, absolutamente todo, lo bueno y lo malo, es transitorio y pasajero, en el contínuum de la vida lo único permanente es el cambio; cambio que te alienta al despertar de tu esencia y te recuerda que la vida es una serie inacabable de lecciones.
Es tanta la energía que genera el buen sentido del humor, que activa tu brújula interior, –que encierra grandes misterios de la naturaleza–, que te empodera y lleva a celebrar la fiesta de la vida, haciendo una reingeniería emocional, que te conduce a enfocarte en tus alegrías… quitándole poder a las tristezas.
Tras lo aparentemente inocuo y hasta absurdo, que tiene el buen sentido del humor del mexicano, hay un genio que vive en la maestría de la vida, que te enseña a escuchar con el corazón para “Que no se te vaya la vida… ¡Tratando de ganarla!”
Si estudiamos y nos deleitamos con el humor del mexicano, podemos ver que aunque se expresa de manera diferente en nuestras regiones, –en verso o en prosa– el signo fundamental es la sana alegría que posee, con la sorpresa y una natural pisca de picardía.
En los cuatro puntos cardinales de la geografía nacional destacan personajes populares como: el Negrito Poeta, Armando Jiménez, Armando Fuentes Aguirre “Catón”, el Poeta del Crucero, La Pichorra, el alcalde de Lagos, Paco Liguori, don Hermenegildo El “Maistro” Torres, don Arnulfo Martínez, Juan Bautista Morales, “El Gallo Pitagórico”, don Joaquín Fernández de Lizardi, “El Pensador Mexicano”, don Guillermo Prieto, “Fidel o El Romancero”, Salvador Novo, Renato Leduc, Pepe Martínez de la Vega, Tomás Perrín, Pepe Peña, Tito Melcocha, Pepe Elizondo, “Kien”, etc.
Ricardo Grijalva de León, poeta norteño, sintetiza bien la excepcional sabiduría, ágil inteligencia y picardía que a raudales poseen nuestros personajes populares:
“Hay sabios que no tuvieron
más libros que el de la vida,
en cuyo saber anida
más ciencia que en los letrados,
que cuando fueron probados
supieron dar la medida.”
Uno que supo dar la medida, fue el sabio yucateco Mario Bolio García, autor de esta hermosa y pícara décima:
“El sastre Alfaro Garrido,
natural de San Francisco,
borracho se pone bizco,
muy ebrio se pone raído.
Es campechano perdido,
que aquí vino por placer;
y como es sastre, a coser
camisas y camisetas,
y muy ligeras chaquetas,
en tanto encuentra mujer.”
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