Bogotá. Por tercera ocasión, del 12 al 15 de abril, la ciudad reunió a lo mejor de la música clásica del mundo, en un evento organizado por el colombiano Ramiro Osorio, quien en México dirigió el Festival Cervantino en una de sus mejores épocas. El evento estuvo dedicado a la Rusia Romántica, antes a Beethoven (2013) y a Mozart (2015).
En cuatro días se tocaron 50 conciertos y un ballet en 17 escenarios en los que participaron 840 músicos de 14 nacionalidades, ocho orquestas, un sexteto, cuatro cuartetos, tres tríos, tres coros, siete grandes directores de orquesta y 19 solistas de la más alta calidad. La organización ha sido impresionante como en las ocasiones anteriores.
El Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá es ya el más importante de América Latina en su género, asegura el especialista mexicano Lázaro Azar. Esto es una obra de Osorio, un gran gestor cultural, que creó el ministerio de Cultura en Colombia y fue embajador de su país en México.
En Rusia Romántica se tocó la obra de 19 compositores considerados dentro de esta corriente musical. Destacan por su contribución a la música clásica del mundo: Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893), Serguei Rachmaninov (1873-1943), Nicolai Rimsky-Korsakov (1844-1908), Antón Arensky (1861-1906), Aleksandr Borodin (1823-1887), Modest Mussorgsky (1939-1891) y Mikhail Glinka (1804-1857).
Tocaron en esta ocasión la Orquesta Nacional Rusa, dirigida por Mikhail Pletnev, su fundador; la Orquesta Sinfónica de Lucerna, dirigida por el estadounidense James Gaffigan; la Staatskapelle Halle de Alemania, dirigida por el catalán Josep Caballé Domenech; la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, bajo la batuta del mismo como director invitado.
La Orquesta Filarmónica de Bogotá, dirigida por el francés Patrick Fournillier, como director invitado, y también tres de las orquestas juveniles del gran proyecto con jóvenes y niños que impulsa esta última. Éstas dirigidas por el sudafricano-holandés, Conrad van Alphen, el lituano Julián Rachlin y el colombiano Alejandro Posada.
Entre los 19 solistas, todos de talla mundial, destacaron el lituano Julian Rachlin que es director y violinista; el pianista ucraniano Alexander Gavrylyuk; la violinista alemana Alissa Margulis; el pianista ucraniano Igor Tchetuev; el pianista ruso Alexis Volodin; la violinista canadiense Sarah McElravy; el chelista alemán Daniel Müller-Schott; el chelista ruso Alexander Buzlov y la violista colombiana Sandra Arango.
De manera especial se presentó el Malandain Ballet Biarritz, de Francia, con la puesta en escena de La Bella y la Bestia, con una coreografía que combina lo clásico y lo moderno de Thierry Malandain, fundador y director del ballet, y una selección de obras de Piotr Ilich Tchaikovsky. Tocó la Sinfónica de Colombia dirigida Caballé Domenech.
De los 50 conciertos, 12 fueron gratuitos y tuvieron lugar en barrios de distintas zonas de la ciudad. Uno de ellos en la Iglesia de Suba, barrio en la periferia de Bogotá, donde el coro de la Ópera de Bogotá, dirigido por el salvadoreño Luis Díaz Hérodier, cantó a capella música religiosa rusa. El próximo festival será dentro de dos años. Es una experiencia única. Se las recomiendo.
Twitter: @RubenAguilar