El universo de infinitas posibilidades mostró una vez más que donde todos vieron un invento completo e insuperable, un hombre con magia por pensamiento encontró la posibilidad de disfrutar del espectáculo en colores.
Si bien la televisión logró revolucionar el entretenimiento, fue el mexicano Guillermo González Camarena quien transformó la experiencia.
Desde niño el inventor armaba sus propios juguetes divirtiéndose con la electricidad, pero no sería sino hasta los ocho años cuando Guillermo construiría su primer radiotransmisor; la curiosidad lo llevó también a elaborar su primer telescopio amateur en el sótano de su casa.
Aficionado de los mercadillos de Tepito y de La Lagunilla, era común encontrar al joven González Camarena husmeando entre los «cachibaches» para tropezar con la siguiente pieza fundamental de algún proyecto. Fue así como a los 17 años armó una cámara videograbadora con materiales de deshecho.
Impulsado por el hambre de conocimiento, entró a los 14 años como operador a la estación de la Secretaria de Educación Pública y posteriormente estudió Ingeniera Electrónica en la ESIME (Escuela Superior de Ingeniera Mecánica y Electrónica) del IPN.
En 1935 comenzaría sus estudios sobre la televisión, lo que más tarde daría como resultado la transformación de la televisión en color. Fue así que en 1939 inventó el «Adaptador Cromoscópico para Televisión», conocido como sistema trícromatico secuencial de campos, que trabajaba con tres colores base: verde, azul y rojo.
El ingeniero Camarena pensó que sí la vida no se vive en blanco y negro no tendríamos porque conformarnos con transmitirla así. Los colores abrieron entonces su imaginación y al año siguiente, en 1940, patentó el invento en Estados Unidos y en México.
Tres inventos oscilan entre la lista de patentes del ingeniero González Camarena: la cámara de televisión; el caleidoscopio para generar efectos a color para televisión, y el sistema bicolor simplificado, que se aplica en los televisores.
Foto: Archivo Excélsior
El genio se superó con el paso de los años, mejorando su patente para sistemas de televisión. En 1946 logró hacer las primeras transmisiones de televisión desde las oficinas de la Liga Mexicana de Radio Experimentos, logrando que se le concediera tener su propio canal.
Sin embargo, fue hasta 1952 cuando el mexicano inauguró oficialmente el canal 5 de televisión abierta, presentando la transmisión de un Festival del Día de las Madres organizado por Excélsior.
El mismo año que México entró a la lista de países que transmitían televisión a color, el inventor mexicano fue presentado en Estados Unidos. Pero sería un año después, en 1963, cuando la televisión a color hizo su gran debut con la serie «Paraíso Infantil» a través de ‘Televisión González Camarena S.A.», canal 5.
Preocupado por la economía familiar y la accesibilidad a sus creaciones, el destacado mexicano presentó en el mismo año su «sistema bicolor simplificado», resolviendo el problema que generaba para futuros compradores de esta innovadora tecnología. En 1965 de la mano de Emilio Azcárraga Vidaurreta, Guillermo González inició la venta de televisiones a color construidas en México.
El talento del mexicano dio la vuelta al mundo, por lo que al año siguiente, coordinó la transmisión de los Juegos Olímpicos de Tokio en Japón.
Hoy en día que la televisión se ha convertido en un objeto imprescindible en los hogares, pero se ha perdido el asombro por el creador de la magia detrás de los colores que la iluminan.
El amante del folclor, incluso compositor de alguna que otra canción reconocida; amante de la historia de su México y aficionado de la astronomía, murió a los 48 años en un funesto accidente en la carretera entre Amozoc y Puebla, dejando a su colorido paso por este mundo un grandioso legado que persiste hasta nuestros días.
La genialidad de este hombre entregó a México y al mundo una concepción diferente de los medios de comunicación; Guillermo González Camarena siguió experimentando con nuevas creaciones hasta el fin de sus días.