*De Cicerón: “Mis libros siempre están a mi disposición, nunca están ocupados”.Camelot

UN RAPIDIN A VERACRUZ-BOCA

Del aeropuerto tejano Bush al Jara veracruzano y, al otro día, a la humillante, mala, cara, carísima autopista de Capufe, que parece camino rural, avergüenza a este gobierno tener estas carreteras, mas al inútil secretario Gerardo Ruiz Esparza, que jamás rola por aquí, y al no menos inútil y dos veces compadre del presidente, Benito Neme, director de Capufe. Pero ya se van, no tardan y las elecciones los enviarán a cuidar a sus nietos. Esta autopista está llena de hoyos, parece ciudad árabe bombardeada, y uno a las vivas esquivando esos hoyos. Hay accidentes muy seguidos, por lo mismo. En fin, aquí nos tocó vivir, diría Cristina Pacheco y a aguantarse. Llego a Veracruz y rolo por el bulevar de Boca del Río. Encuentro una sorpresa agradable, el alcalde Chikiyunes pidió prestado a algún sitio o museo, las esculturas de la gran Leonora Carrington (Lancashire, Inglaterra, 6 de abril de 1917-Ciudad de México, 25 de mayo de 2011) pintora surrealista y escritora inglesa nacionalizada mexicana, que amó a nuestro país por sobre todas las cosas y que la gran Elena Poniatowska, la retrata en su libro ‘Leonora’: “Una mujer indomable, un espíritu rebelde… una leyenda. Una de esas novelas que uno, simplemente, no puede perderse. Estaba destinada a crecer como la rica heredera de un magnate de la industria textil, pero desde pequeña supo que era diferente, que su capacidad de ver lo que otros no veían, la convertía en especial. Desafió las convenciones sociales, a sus padres y maestros, y rompió cualquier atadura religiosa o ideológica para conquistar su derecho a ser una mujer libre, personal y artísticamente”. Son unas diez o doce esculturas, me detuve y caminé a pleno sol (A plein soleil, diría un francés), fui retratando las que pude y las subí a mi página de Facebook, para que los turistas vean la tranquilidad y el buen espíritu veracruzano, y se animen y vengan porque aquí, en el mar la vida es más sabrosa. Luego comimos en el restaurante del hotel ‘Punta Azul’, ese que decían que era de Yunes papá, por lo azul, me imagino, y que él me dijo personalmente un día lejano, que no era de él. Allí en el Llagar con mi hermano Enrique y Rico, el amigo que no es rico y que los cacos le robaron su auto y lo dejaron a pie lidiando en los camiones, nos comimos un arroz a la Bogavante (el Bogavante es una langosta, parienta de la langosta americana y de la cigala, y que en España se comen riquísimas, aquí también, solo hay que pedirla 40 minutos antes porque demora, nada es sencillo), después de allí partí a ver a Eduardo, cuento la historia.

UNA HISTORIA QUE CONTAR

Hace una semana, más o menos, Eduardo cumplió años, es aficionado al béisbol y le va al Barcelona, que hoy se enfrenta al Real Madrid. Pidió a sus invitados que no llevaran regalos, quería dinero en efectivo, lo que pudieran, para donarlo a los Niños de la Casa Hogar La Concordia, de Orizaba. Así lo hizo, ayer mismo recibí un sobre de sus manos, de testigo mi hermana Flor, con 23,320 pesotes. Algo que les ayudará a vivir un poco mejor, aunque no les falta nada, tienen escuela, ropa, médico y medicinas y alimentos, techo y también hace poco la Fundación Montosa les donó unas literas, historia para otro día, y que los hijos de Paco Jiménez Espinosa (Paco y José Manuel), un empresario, fallecido y querido y recordado amigo, han seguido los pasos de su padre, en su altruismo, al igual que su esposa, Sarita. Eduardo me dio el dinero y lo primero que hice, cuando venía en la mugre autopista, fue llamar a la Casa Hogar, para ver qué era lo indispensable, viene el Día del Niño y habrá que festejarlos. Pues decidieron ir por unos tenis nuevos, algunos de ellos, la mayoría, usan de uso, de segunda puesta, y me cuentan que uno de ellos le dijo al otro: “Son usados”, y el niño le respondió: “Si, pero para mí son nuevos”. Uno de ellos no tiene tenis. Los llevo en un rato a una zapatería orizabeña y tendrán, como me dijo mi hija Marimar, los tenis a su gusto: “Déjalos que ellos escojan el que les guste”. Así será. A Eduardo mi agradecimiento, vendrá pronto de Veracruz a conocer ese sitio y que los mismos niños les den las gracias. Hoy haremos el primer gasto de esa aportación de amigos de Eduardo. Dios los cuida, y mucha gente en su altruismo se preocupa por ellos. Son bendecidos, y así seguirán siendo.

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