*Pensábamos que los Idus de la maldad se habían ido en marzo. No fue así, llegaron en abril a la pobre Orizaba, donde dejaron muerte y terror. Camelot.

LOS ASESORES INCOMODOS

El gobernador Duarte tuvo un par de asesores en los cinco años de su sexenio interrumpido, en aquel tiempo, los aduladores les llamaban que eran de lujo, y muchos sabían que, además de incómodos, eran tontos. Bueno, no tan tontos, de uno de ellos se dice que cobraba un millón de pesos al mes, por decirle a la oreja al Preciso las cosas que le gustaban. A uno le llamaban o aún le llaman el Talibán, José Murat Casab (18 de octubre de 1947, edad 69, Ciudad Ixtepec, México), sobreviviente de ese Parque Jurásico corrupto, agradecido con la vida porque su hijo es gobernador de Oaxaca. Murat sobrevivió al naufragio del Titánic veracruzano, porque prestó la casa donde se reunieron para hacer una de las mentadas Reformas de Peña Nieto, y eso lo puso en las preferencias del poder. Cuando el presidente del PRI estatal, Felipe Amadeo Flores Espinosa, supo que Murat venía a comandar desde abajito las cosas de ese partido, Amadeo, como Napoleón, se exilió a su Santa Elena, no una isla del Atlántico, a Cotaxtla, que también es pueblo y tiene cerca un rio del mismo nombre, que parece riachuelo, y harta calor, diría Minga. Felipe cerró la puerta y les dejó un recado: “Ahí se ven”. Y partió con el sol, cuando muere la tarde. Ese asesor le pillaron una grabación telefónica, leída ahora en El Buen Tono, donde el Preciso le pide le ayude para limpiar 30 millones de pesos. Y él le dice, como buen sabueso, que esa línea telefónica no es confiable. Ah, ese pillo Murat.

EL OTRO

El otro asesor incómodo, fue Enrique Jackson Ramírez (Los Mochis, Sinaloa, 24 de diciembre de 1945), del que se decía cobraba un millón de pesos al mes y por eso, a muchos medios de comunicación no les pagaron, porque primero había que pagar a ese tipo. Eso, me imagino, decían la Gina y Beto Silva, que ahora riñen para salvar el pellejo. Sinaloense, sin ser veracruzano, gozó de los privilegios del poder en Veracruz. No supo asesorar bien a su jefe, porque su jefe está en el infortunio, en la cárcel con un futuro feo y terrible. Era tanta la querencia de JDO por él, que cuando vinieron las candidaturas a diputados federales, Duarte se fajó ante el presidente nacional del partido, y quizá ante el mismo presidente de la República, y logró para Jackson una diputación plurinominal, como si fuera otorgada a Veracruz. En la aldea le conocían como el Diputado 21, al ser 20 los diputados veracruzanos del PRI y Jackson colado en ese laurel de victoria. Bueno, saco a colación, diría Kamalucas, este asunto porque, este par de poderosos políticos, que los dos viven la gloria de las nóminas y poder, no se ha sabido que salgan en defensa de su jefe caído, para demostrar que las deslealtades son del carajo.

Lo dijo Alfonso X, El Sabio (1221-1284) Rey de Castilla y León: “Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores”.

No han dicho nadita de nada, y escribo de ellos acordándome de las ingratitudes, porque ahora vi en la tele que JDO, encerrado en Guatemala, pidió un colchón, un ventilador y una lámpara, porque me imagino en la celda donde está falta todo eso. Pues este par, si tuvieran un poco de vergüenza y dignidad, debían comprar un boleto de avión e irse a verlo y hablar con las autoridades carcelarias guatemaltecas, con el poder que les da ser cercanos al presidente de México, y pedir al menos le otorguen a quien fue su jefe y mucho les dio, le otorguen las comodidades normales que debe tener todo reo, salir a tomar el sol y el aire y convivir con los demás presos, porque estar aislado con las paredes y no poder hablar con nadie y ni siquiera salir al sol, es inhumano y debe violar los Derechos Humanos de una persona, allá debían andar este par de asesores, que mucho se beneficiaron de la generosidad de JDO.

El jefe, su jefe, se equivocó al contratarlos, aunque, como decía Charles Chaplin: “No debemos tener miedo a equivocarnos, hasta los planetas chocan, y del caos nacen estrellas”.

Visítenos: www.gilbertohaazdiez.com