Buenos días: el tema de moda en el país y en la entidad, apreciado lector, hoy ya son las campañas políticas apenas iniciadas ayer.
En otras entidades unos ya buscan las gubernaturas y diputaciones; en la nuestra, las presidencias municipales, pero todos en todas partes, lo que todos quieren es el poder, unos para ejercerlo con autoritarismo, otros, muy pocos, para servir con responsabilidad a sus paisanos.
Recordado apenas hace unos días en el sexto año de su fallecimiento, el reconocido ex mandatario veracruzano Agustín Acosta Lagunes reflexionaría con profundidad y lo plasmaría de puño y letra, un día antes de entregar el poder, sobre el ejercicio de éste.
Escribió entre otras cosas “…La palabra gobernador se pronunciaba en mi casa con genuflexiones en la voz. Gobernar era convertirse en mago, constructor, en hacedor. La palabra gobernador y la palabra Dios se me confundían en mi mente infantil. Dios era el creador de todas las cosas, pero los gobernadores eran los que hacían la paz, las carreteras, los puentes, las escuelas, las presas y estadios.
“Al Palacio de Gobierno llegué con el anhelo de convertir a Veracruz en granero y yunque de la Nación. Si es cierto que para algunos políticos la lujuria es el poder, en mi caso esa lujuria ha sido, es y seguirá siendo el trabajo. Para mi si el poder no se traduce en trabajo creador, el poder se convierte en fuerza corruptora y destructiva. El poder siempre debe ser para poder hacer mucho en beneficio de los demás”, sentenció.
Hoy en estos tiempos, como en el pasaje bíblico de la Torre de Babel, entre nosotros ya todo es confusión, no nos entendemos, desconfiamos el uno del otro, no le creemos a nadie, dudamos de todo.
Por cierto, Agustín Acosta Azcón, el hijo del ex mandatario homenajeado recientemente contó ese día allá en a ex Hacienda de El Lencero:
“Como dije hace unos años, Agustín Acosta Lagunes, en sus años de gobernador, no fue persona fácil. Desde el primer día de su encargo llevó a cuestas la difícil tarea de conducir el gobierno. La alta responsabilidad no era circunstancia propicia para la risa o la alegría frívola. Acosta Lagunes se tomaba muy en serio su función y vivía con enorme tensión los retos y los problemas exigidos por el cargo.
“La broma de pasillo de palacio, de que el gobernador era don Disgustín, escondía pues una realidad, a saber, la permanente preocupación del hombre por los asuntos del Estado, al grado que a mitad del camino se le fue en ello un poco la salud”.
Ojalá todos los aspirantes sobre todo en nuestra entidad aprendieran de esa filosofía acostalagunista. A todos nos iría muy bien.
Y pues ya que estamos en campaña, llama mucho la sencillez y la franqueza, pero también la valentía y la decisión de uno de los candidatos, el de la Coalición para que Resurja Veracruz”, José Alejandro Montano Guzmán, quien ayer en la casa de campaña de Xalapeños Ilustres le declaró a los periodistas con toda franqueza, que si entró a la contienda como candidato del PRI fue “porque nadie quiso” esa candidatura, según lo redacta Angel Camarillo en Al Calor Político.
Como los demás aspirantes cada uno con su cada cual, Montano inició su campaña en los primeros minutos el martes en el Salón Domo lleno en su totalidad a pesar de la hora y la amenaza de lluvia, respaldado por el dirigente municipal priísta José Luis Hernández López y el antorchista Samuel Aguirre, con la presencia del senador Héctor Yunes Landa.
Tenga el lector una jornada de paz y armonía.
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