Los manifestantes que desde hace más de un mes han salido a las calles de Venezuela para protestar en contra del Gobierno de Nicolás Maduro, han encontrado otra forma de afrontar a los funcionarios de seguridad al lanzarles tarros de excremento, que hoy se conocen como “puputov“.
Estas “bombas”, con nombre alusivo a los cócteles molotov, llevan escritas en su exterior frases como “con mucho cariño” y son arrojadas a los policías y a las tanquetas antimotines que los funcionarios de la fuerza pública utilizan para movilizarse, protegerse y a la vez dispersar las manifestaciones.
Algunos medios locales reseñan que estas “puputov” no solo han sido utilizadas en Caracas, sino también en estados del interior del país como los occidentales Mérida y Táchira y el céntrico Carabobo, lugares donde algunas de las protestas se han tornado violentas y degenerado en muertes y saqueos.
Los manifestantes opositores dicen que usan esta “arma” como contraataque por la “represión” policial con gases lacrimógenos, agua y perdigones de goma de la que, aseguran, son víctimas.
Aunque los dirigentes políticos opositores no han emitido declaraciones al respecto, ha comenzado a circular en las redes sociales (principal medio de comunicación de la oposición para hacer convocatorias) una invitación a una “Marcha de la mierda” para este miércoles, en la que se pide a la gente que asista con sus “puputov”.
El lema de esta convocatoria, cuya autoría nadie se ha adjudicado hasta el momento, es “¡Armémonos! Ellos con gas, nosotros con excremento”.
Por su parte, el alcalde del capitalino municipio Libertador, el chavista Jorge Rodríguez, ha calificado de “psicótico” el comportamiento de los opositores.
“Ahora han decidido jugar con su propia mierda en el medio de la calle. Eso es psicótico”, dijo anoche en su programa “La política en el diván”, transmitido por la televisión estatal VTV.
Las manifestaciones que se han desarrollado durante más de un mes en Venezuela han degenerado, en gran parte, en enfrentamientos con los cuerpos de seguridad que han intentado disolver las protestas e impedir el paso de manifestantes.
Algunas otras han dado pie a acciones de vandalismo, saqueos y destrozos a comercios y sedes de organismos públicos, y bajo esos escenarios han muerto 37 personas y se han reportado centenares de personas heridas y afectadas por la violencia y los enfrentamientos.