*Del Enrique V de Shakespeare: “Nosotros pocos, nosotros felices pocos; nosotros, una banda de hermanos. Porque el que hoy derrame su sangre conmigo, será mi hermano… Y los gentilhombres, ahora en la cama en Inglaterra, se creerán malditos por no haber estado aquí”. Camelot.

LA SUERTE ESTA ECHADA

En un antiguo latín, se transcribe ‘Alea jacta est’. La suerte está echada, es una expresión atribuida, por Suetonio, a Julio César en el momento que este cruzara el río Rubicón en el norte de Italia. El rubicón no se podía cruzar; en época de los romanos, la frontera entre Italia, considerada parte integrante del territorio de Roma, estaba prohibido que los generales lo cruzasen en armas. La frase sirve ahora para lo que hoy, primer domingo de junio, se define, la madre de todas las elecciones municipales. La suerte está echada. Es la primera elección que el PRI veracruzano no tiene en sus manos y poder, desde hace catorce mil años. La primera elección que su exgobernador sufre cárcel y abandono y penuria y tristeza. Los tambores suenan en la línea de fuego. Los war room se activan. Llegan los mapaches, las urnas embarazadas, los ratones locos y todas esas lindezas que los y las mexicanas, patentamos para la humanidad. Todos la emplean.

Un panista llegó tumbando caña y limpió la casa, como el Maestro Limpio. Se apoderó del gobierno, a base de votos, y desde ese día el mundo ya no fue igual. Es también su primera elección, donde le revalidan su actuar o lo reprueban, o pasa de panzazo. Escribo estas líneas un domingo por la mañana, para cuando ustedes lean esta, la mañana de lunes, ya debe haber ganadores y perdedores. Ya deben estar en la picota algunos y otros en la tristeza. O celebrando o con cara de funeral, no de la Mamá grande, como escribía García Márquez. Acabaron los dimes y diretes. Vaya que si por la redes sociales se tiraron lumbre y lodo. Soflamas incendiarias, denostaciones, calumnias, agravios. Las familias se dividieron en muchos pueblos, las elecciones municipales son un todo. Uno conoce a los candidatos y entre ellos se conocen, y a veces se desconocen. No era solo sacarse la lengua, era un todo. O conmigo o en mi contra. El todo o nada.

CONTINUIDAD O CAMBIO

La continuidad o el cambio, es la consigna para muchas elecciones. Uno les vio caminar a pleno sol (A plein soleil, diría un francés como Lartigue), ver a los ojos, estrechar las manos, aunque luego algunos se limpiaran las mismas, tocar puertas, prometer que esa colonia quedaría como la Quinta Avenida de Nueva York. Promesas y promesas, paroles, paroles, o sea palabras que mucho se sueltan y poco contienen. Von Bismarck bien lo decía: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”. No es un domingo cualquiera. No hay fútbol. La Champions ayer nos llenó de emoción, Real Madrid se convirtió en el equipo del milenio. Solo elecciones. Son domingos de salir a votar, comer y acuartelarse en casa, ver una película de Netflix y por la noche, a las 8, checar las encuestas rápidas y los PREP y las de a boca de urna, prender la tele con el comentarista que se desee. O Ciro Gómez Leyva o los de Televisa, Joaquín ya no está. Los paneles de los picudos comentaristas y analistas. El Peje o la vida, en el Edomex. Para algunos, llegará la tormenta que anuncia el cielo, como cantaba Bob Dylan, para otros, a festejar. Quienes lleguen a ganar las alcaldías, acuérdense que ¡el mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria! ¡Frecuentemente el bien queda sepultado con sus huesos!. A portarse bien.

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