Las siete tragedias

Esquilo

Editorial Porrúa

México, 1963

La trilogia prometéica (467 a.C.) está integrada por Prometeo liberado, Prometeo, portador del fuego, y Prometeo encadenado. Se conserva esta última que era la primera parte. Se sabe que Esquilo (525-456 a.C.) escribió ochenta tragedias, pero hasta ahora solo se conocen siete completas. Los estudiosos de su obra sostienen que sus tragedias se redactaron como trilogías. Algunos especialistas aseguran que esta obra es del siglo IV a.C. y de un autor desconocido.

La tragedia se basa en el mito de Prometeo (el que provee), un dios particular de la mitología griega, que engaña a los dioses para que los humanos reciban lo mejor y también roba el fuego, para entregarlo a éstos. Zeus, el dios de dioses, quiere que la raza humana permanezca sometida, y lo castiga y manda encadenar, por ir en contra de sus designios.

Hefesto lleva preso a Prometeo para encadenarlo al pie de una montaña en la región de Escitia. En un momento duda de cumplir la orden, es pariente de Prometeo, pero sabe que si desobedece será castigado por Zeus. Un coro de Oceánidas trata de consolarlo.

Prometeo dice que hubiera preferido lo arrojaran al Tártaro para que nadie viera su desgracia. Y señala que algún día Zeus acudirá a suplicarle, para que le revele el plan que pretende despojarlo de su condición de dios de los dioses. Asegura que esto lo hará solo si antes es liberado de las cadenas.

Recuerda que estuvo de parte de Zeus en la lucha que éste entabló en contra de los otros dioses y lo ayudó a obtener la posición que ahora tiene, pero que no estuvo de acuerdo con él en su decisión de que la raza humana fuera sometida y aniquilada como éste lo quería.

Océano se hace presente y le aconseja que no insulte y provoque a Zeus porque puede sufrir mayores castigos. Le propone ayudarlo para conseguir su liberación. Prometeo, le pide que se mantenga alejado, para evitar daños como los sufridos por Atlas y Tifón.

Prometeo explica cómo benefició a los mortales: les enseñó el movimiento de las estrellas, los números, la escritura, el uso de los animales para trabajos agrícolas, las medicinas, el arte de la adivinación, el modo de interpretar los sueños, el modo de hacer señales con el fuego y el uso de los minerales bajo tierra.

Después aparece Ío transformada en vaca. Comenta lo que le ha pasado: en sueños la habían advertido que Zeus deseaba tenerla como esposa y tras consultar y obedecer los oráculos, Ínaco, su padre, la había expulsado de casa y desde entonces se había transformado en vaca y caminaba errante por el mundo picada por un tábano.

Prometeo profetiza a Ío el futuro que le espera. Es una larga travesía que la llevará hasta Asia y la primera catarata del Nilo donde ella y sus descendientes van a fundar la colonia Náucratis. Ío, en el delta de río, va a recuperar su forma de mujer y en unión con Zeus va a engendrar una descendencia.

Cinco generaciones más tarde, cincuenta doncellas (Las danaides) regresan a Argos y matan a sus esposos excepto a uno de éstos. Entre la descendencia de la doncella que no mató a su esposo se encuentra Heracles, famoso por su arco quien habrá de liberar a Prometeo.

Predice también que Zeus será destronado mediante un emparejamiento del que ahora no puede dar más datos, pero que dará a luz un hijo más fuerte que su padre. Solo podría librarse de este destino si un descendiente de Zeus lo libera de sus cadenas.

En ese momento aparece Hermes, a quien Zeus ha enviado para instar a Prometeo a que revele con claridad la profecía. Sabe que éste es el único que se la puede explicar, pero él se niega e indica a Hermes que prefiere ser desgraciado a ser un siervo de Zeus como es él.

Hermes le advierte que si se niega a hablar, Zeus va a provocar una tempestad que hará que la cumbre de la montaña, bajo la que está, caiga encima de él y más tarde un buitre acudirá todos los días a devorar su hígado. Prometeo dice que no piensa ceder y que todo eso que le anuncia ya lo sabía.

En la obra de Esquilo los seres humanos son objeto del conflicto entre los dioses. Hay visiones distintas de cómo tratarlos. Están presente también dos temas centrales de la tragedia griega: el destino al que no se puede eludir y el sufrimiento existencial emanado de él. Ni Zeus, el dios de los dioses, está libre de lo que depara el destino.

Está también presente el dilema ético de Prometeo que decide actuar conforme a lo que piensa, apoyar a los seres humanos, y asumir las consecuencias. Él sabe que va a ser castigado por Zeus, pero con heroísmo enfrenta la decisión. No se doblega ante el dolor y lo soporta estoicamente. Él sabe que ha actuado como debía de hacerlo.

@RubenAguilar