El máximo tribunal electoral de Brasil dio al Presidente Michel Temer una importante victoria, tras rechazar los señalamientos de violaciones al financiamiento de su campaña, lo cual habría llevado a que se anulara su mandato.
Después de cuatro días de deliberaciones, el Supremo Tribunal Electoral avaló el viernes por cuatro votos contra tres que Temer permanezca en el cargo. El mandatario enfrenta un creciente escándalo de corrupción y una popularidad de un solo dígito.
El mes pasado salió a la luz una grabación en la que aparentemente se escucha a Temer respaldando un soborno para silenciar al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un antiguo aliado del actual mandatario que cumple una pena de 15 años de prisión por corrupción y lavado de dinero. Poco después surgió otro escándalo: que Temer sería investigado por presuntamente recibir sobornos.
Temer ha rechazado cualquier irregularidad y ha dicho que se mantendrá en el cargo.
“Los hechos son muy serios, insoportables”, dijo el juez Luiz Fux, quien votó a favor de remover a Temer. Añadió que el caso del financiamiento en su campaña tenía que ver con “crímenes muy graves”.
El juez Gilmar Mendes, quien ha llamado a Temer “un amigo de muchos años”, otorgó el voto decisivo para que el Presidente siga en el poder. Mendes, quien también es juez del Supremo Tribunal Federal, argumentó que las leyes electorales necesitan ser reformadas, sugiriendo que los políticos no deberían pagar el precio por un sistema que no funciona.
“El sistema necesita estabilidad. Es muy fácil hablar sobre moral y la lucha contra la corrupción. Yo también quiero eso”, dijo Mendes, quien en el pasado ha ayudado a otros políticos a enfrentar problemas legales. “Un Presidente no puede ser reemplazado en ningún momento, incluso si el deseo está ahí”.
ADEMÁS
La Fiscalía de Brasil acusa a Temer de “obstrucción, corrupción y organización criminal”
El caso sobre el financiamiento de su campaña se abrió poco después de la elección presidencial de 2014, a solicitud de uno de los partidos perdedores. Se argumentó que la dupla de la entonces Presidenta Dilma Rousseff y su compañero de fórmula Temer, entonces candidato a la vicepresidencia, obtuvieron una ventaja injusta tras recibir contribuciones ilegales.
Temer asumió la Presidencia el año pasado, después de que Rousseff fue destituida por un manejo ilegal del presupuesto federal.
Los señalamientos de financiamiento irregular se reavivaron en los últimos meses tras conocerse los testimonios de ejecutivos y exempleados de la constructora Odebrecht, una compañía que está en el centro de una investigación por haber inflado en miles de millones de dólares el costo de algunos contratos y por haber sobornado a políticos.
Los ejecutivos dieron detalles sobre decenas de millones de dólares en sobornos y contribuciones ilegales a campañas políticas, incluida la de la dupla Rousseff-Temer.
A lo largo de cuatro días, los jueces del tribunal electoral discutieron sobre si esos señalamientos deberían haber sido considerados en su decisión sobre el caso de financiamiento ilegal.
De haber votado contra Temer, el tribunal habría anulado la victoria de 2014, con lo cual Temer no estaría en posibilidad de terminar su mandato. También habría significado retirarle por ocho años los derechos políticos tanto a él como a Rousseff.
“Temer permanecerá en la oficina y probablemente enfrentará muchas manifestaciones en las calles”, dijo Alexandre Barros, un analista política de la firma brasileña Early Warning.
La crisis política en Brasil, que comenzó con los intentos del año pasado por retirar a Rousseff del cargo por violar las leyes presupuestales, se encuentra en su punto más álgido. Prácticamente todas las semanas hay protestas para exigir la renuncia de Temer, son frecuentes los gritos en el Congreso y hay un creciente debate en los medios de comunicación sobre si el Presidente terminará o no su periodo.
Ese ambiente se reflejó en el tribunal, donde hubo varios momentos de tensión. Uno de los más dramáticos ocurrió al principio de la sesión vespertina del viernes, cuando un fiscal solicitó la descalificación de uno de los jueces que alguna vez fue abogado de Rousseff, y Maia Filho criticó los artículos en la prensa que lo vinculan a una investigación de corrupción. Debido al incremento en la tensión, el Presidente de la corte convocó a un breve receso.