Un grupo de piratas cibernéticos conectados con el gobierno de Vladimir Putin lograron penetrar los sistemas electorales de 21 estados del país en el proceso de las elecciones presidenciales de 2016, reveló hoy un funcionario estadunidense.
El director en funciones de la división cibernética del Departamento de Seguridad Interna (DHS), Samuel Liles, descartó sin embargo que la injerencia de Rusia en las elecciones estadunidenses haya tenido un impacto con el desenlace debido a que no eran sistemas de conteo de votos.
“Es importante hacer notar que ninguno de estos sistemas estuvo involucrado en contabilidad de datos”, testificó ante el Comité de Inteligencia del Senado que examina el papel de Rusia en los comicios.
“Esta actividad se caracterizó por ‘hackers’ tratando de usar herramientas cibernéticas comunes para explotar las vulnerabilidades del sistema”, dijo Liles, quien reconoció que algunos de los sistemas fueron penetrados exitosamente por “actores cibernéticos del gobierno ruso”.
En una audiencia separada, el exsecretario del Departamento de Seguridad Interna, Jeh Johnson, responsabilizó directamente al presidente Vladimir Putin por los ataques cibernéticos dirigidos durante las elecciones estadunidenses, una acusación que el mandatario ruso ha negado repetidamente.
“El gobierno ruso, por instrucciones de Vladimir Putin mismo, orquestó ataques cibernéticos contra nuestra nación con el propósito de influir en la elección. Ese es un hecho, simple y llanamente”, testificó Johnson ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.
“Ahora la pregunta clave para el presidente (Donald Trump) y para el Congreso es ¿qué vamos a hacer para proteger al público estadunidense y a su democracia de este tipo de cosas en el futuro?”, añadió.
Johnson, junto con el entonces director de Inteligencia Nacional, James Clapper, hicieron pública en octubre pasado, un mes antes de las elecciones del 8 de noviembre, la acusación de la interferencia de Rusia en los comicios, incluido a través de filtraciones en internet.
Las agencias estadunidenses subrayaron desde ese momento que, con base en la dimensión y la sensibilidad de las acciones de los piratas cibernéticos, sólo funcionarios de Rusia del más alto nivel pudieron haber autorizado tales actividades.
Aunque la acusación original de Estados Unidos no incluyó detalles, las filtraciones atribuidas a los rusos estuvieron relacionadas con la correspondencia interna del Comité Nacional Demócrata, según las cuales varios de sus funcionarios habrían favorecido la candidatura de Hillary Clinton en detrimento de Bernie Sanders.
Las filtraciones, que fueron hechas en julio de 2016 en medio de la realización de la Convención Nacional Demócrata en Filadelfia, causaron una revuelta de los partidarios de Sanders y motivaron la salida de la presidenta del Partido, Debbie Wasserman-Schulz.
Poco después de las revelaciones, Trump invitó a Rusia a penetrar los mensajes de Hillary Clinton, específicamente los 30 mil correos electrónicos supuestamente perdidos durante la investigación del escándalo por el uso de servidores privados cuando era secretaria de Estado.
El episodio de penetración cibernética, así como la eventual colusión de miembros del equipo de Trump, es el centro de la investigación de los comités de Inteligencia de la Cámara de Representantes y del Senado, así como separadamente del FBI.