Por Ramón Durón Ruíz (†)
Un hombre sabio como lo fue Teodore Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, dijo: “Para lograr cambios positivos en la comunidad, el factor clave no es la persona critica, ni el hombre ni la mujer que señalan como el líder de la comunidad comete errores en su actuar diario.
El factor clave, es el hombre y la mujer que actúan en el ruedo de la vida comunitaria, que luchan valientemente, que saben lo que es la devoción a un sueño o a un ideal, que se entregan a una causa importante y que si fracasan, saben que su lugar jamás estará en la lista de las personas que por no arriesgarse no conocen ni la victoria ni la derrota”.
Nuestra vida es la victoria permanente ante la muerte, no debemos dejar que transcurra en vano, porque el hombre que no despegó la vista de las playas jamás conoció nuevos continentes. Pero, ¿qué se necesita para alcanzar la victoria? ¿Inteligencia, tesón, oportunidad, disciplina, serenidad, esfuerzo, capacidad de trabajo, confianza, seguridad, optimismo? La vida es una combinación de todos estos factores, porque el haragán, el ser de actitud mental negativa, el flojo, no vive… vegeta.
En la vida, quienes obtienen la victoria son los que lograran mantener su entereza de carácter, su actitud perseverante, su ánimo creativo, su fe. Pero quizá un ingrediente fundamental sea la voluntad, porque a nadie le faltan fuerzas, de lo que carecen es de falta de voluntad, porque cuando un hombre tiene voluntad, la vida juega a su favor, es su aliada. La voluntad lo es todo en la vida, si tienes voluntad para triunfar, para ser feliz, para realizar tus sueños, simplemente lo lograrás por una razón… porque piensas que puedes.
La voluntad hace al hombre grande o pequeño, porque existe una fuerza más poderosa que el vapor, que la electricidad, que la energía atómica: ésta es la voluntad del hombre, esa que hace la diferencia entre una persona que conoce la victoria y el que se sienta a ver el desfile de los triunfadores.
Debes saber que no existen grandes talentos sin voluntad perseverante, que nada es imposible para aquél que tiene la voluntad férrea de horadar la roca con la voluntad perseverante de la gota que cae, porque el que posee una voluntad de hierro cuenta siempre con los suficientes medios. Para los fracasados todas las cosas son imposibles, porque así les parece, porque carecen de voluntad, porque desconocen que la voluntad de triunfar, de ser alguien en la vida, es el alma de todas las obras.
Para nadie es imposible reconstruir su carácter, amoldarlo, enriquecerlo, ser un triunfador en la vida, los triunfadores son aquellas personas que moldean su voluntad con disciplina y sacrificio, la voluntad es un esfuerzo cuyos frutos son sumamente dulces. La victoria final, la de ti mismo, no depende de lo que pase a tu alrededor, sino de lo que suceda dentro de ti; tu voluntad, esa luz que enciende tu fuerza de amor, consiste en poner el corazón en tu trabajo, la mente en tu accionar diario y la luz de tu fe en el camino de tu vida. La voluntad no tiene remedios ni recetas mágicas, consiste simple y sencillamente en que seas tú mismo, recuerda cuando decimos la oración que el Padre nos enseñó:
“…hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo…”, que significa, que la voluntad de Dios es una sola, que dejes camino al andar, a eso viniste, porque la voluntad no es una posada en el camino, sino una forma de construir tu victoria en la vida.
Esto de la voluntad me recuerda “aquel ciego que en la banca del jardín escuchaba pasar a la gente, en eso se le acerca un perro orinándole el pantalón, el ciego, como respuesta, le da de comer su lonche y comienza acariciarle el lomo, el bolero que observaba la escena lo felicita por su acción.
–– ¡Ojalá que todos tuviesen la voluntad de usted para proteger a los animales! Mire que voluntad tan protectora tiene, acariciar al perro después de que lo meó.
–– ¡No!, si lo que quiero es darle una patada, pero primero… ¡TENGO QUE ENCONTRARLE LOS HUEV#%&=!”
filosofo2006@nullprodigy.net.mx