*De Scott Fitzgerald: “estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero no pienso lo que veo”. Camelot.

LOS ODIOS A LA PRENSA (TRUMP-BRONCO)

La prensa critica, los columnistas y comentaristas que viven poniendo el dedo en la llaga, diría un clásico, son asediados y atacados por gobernantes que, al menor indicio, se irritan. Le ocurrió al dueño del diario Reforma y Norte, uno de los Junco. Sucede que el Bronco, el gobernante que ganó la silla de gobernador como independiente, hizo circular un video donde pone pinto y parejo al reportero, que le preguntaba ciertas cosa, y Bronco, fiel a su apodo, lo bronqueó. Dijo que el dueño, Junco, era sospechosamente rico, que de dónde tenía aviones y mansiones y residencias, que no era por la venta de los periódicos, porque los periódicos cada día se venden menos. “Publican lo que les da la gana y yo digo lo que me da la gana”, aseveró ante el reportero y un panel de comunicadores.

Otro. Donald Trump hizo casi lo mismo, bueno, ese hombre lo hace a diario. Se embroncó y desdeñó con insultos a una reportera y a su esposo, presentadores de televisión, porque algo no le gustó que dijeron en contra suya. Prendió los focos y alertas hasta de los representantes republicanos, que le dijeron al presidente que no se puede insultar así a una mujer, menos a una mujer, pero Donald, como el Bronco, dice que él tiene derecho a defenderse como quiera, y le dijo: “Una loca con poco eficiente intelectual”. Ha dejado la dignidad de la presidencia de Estados Unidos, que hasta los mismos editorialistas le recordaron un consejo que dio George Washington a John Adams, el segundo presidente que le sucedió, y que fue tan bueno como George (véase la serie John Adams), el que comenzó a construir la Casa Blanca y dijo proféticamente: “Le pido al cielo que llene de bendiciones esta casa y a quienes la habitan. Que solo los hombres más honestos y sabios manden bajo este techo”. George Washington escribió a John Adams en 1789 que un presidente de EEUU debe ‘garantizar la dignidad del cargo’.

El diario The New York Times: “Es un día triste para EEUU aquel en que el presidente pasa el rato acosando, mintiendo y lanzando ataques personales en lugar de hacer su trabajo”. Es un presidente que revira tal cómo ve las cosas. Como dijera aquel refrán: ‘Como veo doy’. Así anda, un día sí y otro también.

Son legendarios aquellos encuentros ríspidos entre la prensa, en los tiempos de Watergate, con Nixon al frente, cuando un Garganta Profunda soltaba todo y los periodistas del Washington Post le hicieron morder el polvo, y Nixon ya no esperó el famoso impeachment, porque sabía que le pondrían tarjeta roja, mejor se fue antes de la votación congresista. Aquella gran cinta de Oliver Stone refleja la imagen derrotada de un presidente que no supo estar a la altura de esa Casa Blanca, la que John Adams bendijo.

Thomas Jefferson dijo que los periódicos eran “vehículos contaminados” de falsedades y errores. Bill Clinton condenó públicamente a los “proveedores de odio y división” en las ondas públicas de trasmisión. Aunque los historiadores pueden mencionar a varios presidentes de Estados Unidos que han despotricado contra la prensa, se les dificulta mencionar un ataque frontal contra los medios como el que el mandatario Donald Trump parece lanzar cada vez que puede. Nunca ha habido una especie de yihad holística contra los medios como la que está ejecutando Trump, dijo el historiador de la Rice University, Douglas Brinkley. “Trump está determinado a golpear y hacer sangrar a la prensa cada vez que se encuentre en un hoyo y eso es único”. En otra de sus jaladas, ayer mismo subió un tuit donde noquea a la prestigiada cadena de noticias, CNN.

LA CONFEDERACIONES

México terminó humillado. Cuando jugaba por el tercer lugar, y ganaba al minuto 91, en tiempo extra les empataron y luego perdieron, supimos desde allí, que la vieja consigna: caballo que alcanza gana, llegaba a nuestro equipo. Los seleccionados son un fracaso. Esa selección no da para más, con un técnico tonto, que ahora terminó expulsado por ir a reclamar a un árbitro asistente, con una Federación llena de inútiles, se incluyen a Guillermo Cantú y Decio (Necio) de María, con las televisoras siendo parte de la empresa que las opera, aunque los de Azteca 13 son un poco mas críticos, y suelen llamarles lo que son, perdedores. Esa copa Confederaciones, que es un poco como el Orfis, no sirve para nada, no debía realizarse, acuden 8 selecciones y no aportan nada. A nosotros sí, nos aportó que debemos cambiar al técnico, aunque parece que ya lo han ratificado hasta el Mundial de Rusia y entonces sí, mijito, como dice Minga: A persignarse y no llorar, porque el que es buen gavilán no chilla.

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