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Excélsior

Mientras se escribe este texto hace su llegada a la ciudad de Hamburgo, Alemania, el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump. La jornada ha sido marcada por una intensa actividad en la prensa alemana debido al encuentro político más importante del momento. A partir de mañana la ciudad hanseática será la sede en donde los 20 jefes de estado más influyentes se darán cita para tratar los temas que rigen a la agenda internacional. En esta ocasión el foco estará puesto en el combate al cambio climático, el libre comercio, la crisis migratoria y de refugiados a nivel global – un tema que ha mermado el capital político de la canciller germana Angela Merkel y que es frecuentemente utilizado por la oposición para desacreditar su mandato a tan sólo unos meses de las siguientes elecciones parlamentarias en Alemania –, entre otros.

Desde la mañana, la prensa local ha estado siguiendo los pasos de las múltiples manifestaciones que tendrán lugar durante la cumbre en la segunda ciudad más importante de Alemania. El grupo más notorio es el de la marcha denominada “Bienvenida al Infierno”, cuyo objetivo es obstruir las entradas y vías principales que emplearán los líderes del G20 de cara a los múltiples encuentros del fin de semana. La policía local ha dicho que se esperan hasta 100,000 manifestantes durante la cumbre y se estima que hasta unos 8,000 personas estarán dispuestas a cometer actos violentos durante los distintos encuentros que habrá con las fuerzas del orden. Las autoridades contemplan que los grupos más radicales hagan uso de armas punzocortantes y bombas molotov. La policía sospecha que un grupo de extremistas podría ser responsable por el ataque a una agencia de autos de lujo en las orillas de Hamburgo durante la madrugada, en la que por lo menos 10 autos fueron incendiados y la agencia vandalizada.

Al margen de la reunión, el ejército alemán por su parte emitió un comunicado en el que se le hacía saber a los soldados de la Bundeswehr que no podrían usar sus uniformes durante la cumbre como una medida preventiva ante posibles ataques por “manifestantes violentos de la extrema izquierda” según reportó el medio alemán Der Spiegel.

Momentos después de que el presidente norteamericano Donald J. Trump aterrizara en Hamburgo, la protesta Welcome to Hell (Bienvenida al Infierno) dio inicio, partiendo del Fischmarkt (uno de los mercados de pescado más famosos del mundo) hacia las principales sedes de la cumbre. Más de 20,000 agentes del orden serán desplegados en la ciudad durante todo el fin de semana y se espera que por lo menos otras dos manifestaciones que podrían causar disturbios considerables en la ciudad: La llamada G20 Not Welcome (El G20 No es bienvenido), y la autodenominada Hamburg Shows Attitude (Hamburgo Muestra Actitud) que tendrán lugar el sábado, segundo y último día de la cumbre. Por esto mismo, la policía y el ejército han distribuido decenas de tanques de agua de última generación con los que están tratando de controlar las distintas protestas que desde la mañana han paralizado al corazón de esta ciudad portuaria.

Al momento también se encuentran en la ciudad varios de los jefes de estado que se estarán reuniendo desde la tarde-noche de este jueves, tanto con la canciller Angela Merkel, como con otros dignatarios de todo el mundo. El primero en ser recibido fue el presidente sudafricano Jacob Zuma, quien viene como invitado de segundo orden debido a los escándalos de corrupción en los que se ha visto involucrado su gobierno, una situación similar en la que habría estado el presidente brasileño Michel Temer de no haber cancelado su asistencia al encuentro unos días antes. Por su parte, el mandatario canadiense Justin Trudeau hizo su arribo previo a la cumbre, al igual que el mandatario norteamericano Donald Trump, el premier chino Xi-Jinping y su homólogo de Singapur, Lee Hsien Long, con quien la canciller Merkel dio un mensaje a los medios por la mañana y en el que resaltaron los acuerdos de cooperación y comercio que ambas naciones han establecido.

Los encuentros más esperados son por supuesto los que mantendrá Merkel con el presidente Trump y con el premier turco Recep Tayyip Erdogan durante el fin de semana. Todos los ojos estarán puestos en la canciller germana ante la duda de si podrá mantenerse firme frente a la actitud proteccionista de Trump y las tensiones diplomáticas con Turquía después de una serie de eventos que han debilitado seriamente las relaciones entre ambos países. A esto hay que agregar que Alemania es hogar de más de 3 millones de ciudadanos turcos, muchos de los cuales están registrados como votantes en el país mediterráneo. Hasta medio millón de ellos habría apoyado al premier Erdogan durante el último referéndum para reforzar el poder del ejecutivo en el país. Se espera también que otro de los temas relevantes sea el conflicto en Siria y el combate al grupo yihadista Estado Islámico (ISIS).

Por su parte presidente mexicano Enrique Peña estará volando a Hamburgo por la tarde en Alemania después de haber mantenido un encuentro con su homólogo francés Emmanuel Macron en el palacio del Elíseo, para llegar así a la sede la cumbre alrededor de la medianoche y tomar parte en los distintos foros del G20.

Al Margen de las Protestas –

La mayoría de las manifestaciones, incluyendo la llamada Bienvenida al Infierno, afirman estar en contra del capitalismo y han hecho un llamado a todos aquellos que no se sientan representados por los discursos optimistas que están pronunciando los jefes de estado durante la cumbre del G20. El preámbulo de las protestas fue la marcha de las llamadas 1,000 Figuras, una marcha en la que miles de personas caminaron vestidos como figuras espectrales, que tuvo lugar este pasado miércoles en Hamburgo. Hoy se espera que las distintas manifestaciones causen disturbios en lugares estratégicos de la urbe, a lo que la policía local estará respondiendo con uno de los operativos más sofisticados que se han visto en los últimos años.

Merkel, en la mira –

Este fin de se semana será crucial para la canciller alemana Angela Merkel, quien hace tan sólo unos días lanzó su campaña para buscar un cuarto mandato como líder del gobierno alemán en las siguientes elecciones federales. Merkel disfruta hasta la fecha de una ventaja considerable sobre sus oponentes políticos debido a un sentimiento generalizado por tener una canciller que represente estabilidad político-económica en tiempos en tiempos en los que Estados Unidos – antes un aliado estratégico durante la administración de Barack Obama – le ha dado la espalda a Europa y a la canciller germana. Por otra parte, la principal oposición ha aprovechado la política migratoria de Merkel durante la crisis de refugiados para ganar adeptos, al igual que su decisión al votar ‘no’ a la legalización de matrimonios del mismo sexo en Alemania, una medida tomada por la dirigente para mantener el apoyo de las facciones más conservadoras de la derecha en el país, particularmente del sureste del país, una región conocida por su oposición al matrimonio igualitario. No obstante, el matrimonio para todos fue aprobado por el parlamento alemán con 339 votos a favor durante la semana pasada y fue motivo de celebración por una buena parte del espectro político y de la sociedad europea.

Esta mañana, el principal partido opositor a la Unión Democrática-Cristiana (CDU) de Merkel, el SPD (el Partido Social-demócrata) dio una conferencia de prensa por la mañana reiterando su respaldo por el fortalecimiento de las relaciones bilaterales ante la amenaza del aislacionismo, y la creciente desigualdad económica que se ha producido en los últimos años al interior del continente europeo. Ahora la canciller enfrenta una dura prueba previo a las elecciones del 24 de septiembre, lo cual podría o no, otorgarle la permanencia como líder del gobierno germano y mantener el título de la mujer más poderosa del mundo.