El libro reseñado esta semana es el testimonio del doctor Sacks sobre cómo enfrentar la vejez, la enfermedad y la muerte, sin drama o sentimentalismo, solo con el agradecimiento por haber vivido y la aceptación de que eso es lo que ahora toca.

Oliver Sacks

Editorial Anagrama

México, 2016

pp. 61

Oliver Sacks (1933-2015) escribe los cuatro ensayos que integran este libro pocos meses antes de su muerte. Para entonces, en ese tiempo, él es consciente que el cáncer que sufre es incurable y que sus días están contados. “Se enfrenta a la vejez, la enfermedad y la muerte con extraordinaria elegancia y lucidez”, afirman Kate Edgar y Bill Hayes en el Prefacio.

Los sigo a ellos en el comentario que hacen a cada uno de los ensayos. “El primer ensayo, Mercurio, escrito de una sentada justo antes de su ochenta cumpleaños, en julio de 2013, celebra las delicias de la vejez sin cerrar los ojos a la fragilidad del cuerpo y la mente que aquella conlleva”.

El doctor Sacks, dieciocho meses después de ese cumpleaños, y tras terminar la versión definitiva de su autobiografía, En movimiento, recibe la noticia de que tiene cáncer en el hígado. El diagnóstico dice que es un tipo de cáncer con muy pocas posibilidades de tratamiento. El pronóstico de los médicos es que puede vivir seis meses.

En 2005, el doctor Sacks había tenido cáncer en un ojo y nueve años después se vuelve a presentar. A los pocos días de esa noticia “acabó el ensayo De mi propia vida, en el que expresaba su inmenso sentimiento de gratitud por haber tenido una buena vida”. Se planteó si debía publicarlo de inmediato.

“Un mes más tarde, literalmente mientras estaba en el quirófano para que le aplicaran el tratamiento que le concedería unos meses de vida activa, pidió que mandaran el ensayo a The New York Times, donde se publicó al día siguiente. La tremenda reacción de simpatía que despertó el texto a Sacks le resultó inmensamente gratificante”.

En los meses de mayo, junio y principios de julio de 2015, Sacks gozó de buena salud y pudo hacer una vida más o menos normal. En ese tiempo escribió una serie de ensayos entre ellos Mi tabla periódica, donde “reflexiona sobre la pasión que ha sentido toda su vida por la tabla periódica de los elementos y sobre su propia mortalidad”.

La salud del doctor Sacks, en agosto de 2015, estaba ya en declive, pero dedicó toda su energía a escribir. “El artículo final de este libro, Sabbat, fue especialmente importante para él, y repasó cada palabra una y otra vez, destilándolo hasta su esencia. Se publicó dos semanas antes de su muerte, el 30 de agosto de 2015”.

El testimonio del doctor Sacks sobre cómo enfrentar la vejez, la enfermedad y la muerte es notable por su humanismo, por la sencillez y profundidad con la que se expresa cuando la vida ha llegado a su fin. Lo hace de una manera sencilla y con una gran elegancia. Nunca hay drama o sentimentalismo, sino solo el agradecimiento por haber vivido y la aceptación de que eso es lo que ahora toca. Estos ensayos me hicieron reflexionar sobre mi vida e idea de la muerte.

@RubenAguilar

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