Si se trata de elegir a un funcionario que se supone va a tratar de combatir la corrupción en el sector público, que es un problema mayor en este país, se supone que el gobierno federal y los partidos políticos representados en el Congreso deberían estar de acuerdo en que es urgente nombrar al mejor en el tema, por sus conocimientos y su honestidad. Pero no, eso pasa a segundo plano. Escriben en «Templo Mayor» de Reforma que el Fiscal Anticorrupción no ha salido porque el PAN le acepta al PRI y al gobierno que el actual Procurador Raúl Cervantes sea el Fiscal General por 9 años, a cambio de que ellos obtengan la plaza de Fiscal Anticorrupción. Así es todo en la política en México. Desafortunadamente. Hasta los árbitros electorales se reparten, actuando de juez y parte.