*De José Alfredo: “La vida es la ruleta en que apostamos todos. Camelot.

LAS LECTURAS

Suele uno leer lo que se pueda. Borges decía que uno es lo que es por lo que lee, no por lo que escribe, porque escribir le entras a lo que quieras, pero para leer debes ser selectivo, más o menos así lo interpreté. La frase original borgiana es así: “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Y el autor, que nunca recibió un Nobel, cuando la Academia se olvidó de él y han cometido pifias dándolo a gente que no tiene nada que ver con la Literatura, como un tiempo se lo otorgaron a Churchill, cuando ese era bueno para las frases y para aguantar los bombarderos de los Nazis, en aquella Londres que no se rendía, y el gordis del puro soltaba frases inmortales como esa de ‘Sangre, sudor y lágrimas’, que lo inmortalizó. La lectura obliga a la reflexión. Hay que leer a los buenos, quien esto escribe presume de leer a los mejores. Los de habla hispana. He seguido muchos y por las mañanas, desde mi oficina donde escribo estas líneas, repaso a los grandes escritores, que a la vez son novelistas de éxito. Tomás Eloy Martínez, aquel argentino ya fallecido. Raúl del Pozo, el mejor de España, que escribe en el diario El Mundo y que suplió en la página de la contraportada de ese diario, al gran Francisco Umbral, el amigo del Nobel, Camilo José Cela, fallecidos ambos. Raúl del Pozo es amigo personal de un cordobés, Domingo Muguira Revueltas, cada que el empresario cafetalero se da su vuelta por España, suele verse con él y aquel le acompaña en sus periplos turísticos, alguna vez le ha mencionado en su columna, El ruido de la calle, que es referencia política de ese país; Carmen Rigalt. Del diario El País: Mario Vargas Llosa, Manuel Vicent, Elvira Lindo, Juan José Millas, Leila Guerreiro, Rosa Montero, Almudena Grandes y Juan Cruz, solo por mencionar a algunos. De los nacionales, me gustan Leo Zuckerman, Carlos Loret de Mola, Jorge Fernández Meléndez, Jairo Calixto, Ciro Gómez Leyva, Joaquín Lopez Dóriga, Carlos Marín, Pascal Beltrán, Francisco Garfías, Héctor Aguilar Camín, Carlos Puig, y uno que otro que por ahí se me olvidan. En Radio televisivo, me gustan Raúl Peimbert, orgullo veracruzano, y Jorge Ramos, en Univisión. Toco el tema de los escritores, porque de ellos algunas veces te sorprenden sus escritos, más cuando son de emociones y duelos, como el gran Arturo Pérez Reverte, muy leído mundialmente, que hace nada alguien me envió un texto donde cuenta una increíble historia. Va.

LA INCREIBLE HISTORIA DE CARMEN, UNA LECTORA DE REVERTE MUERTA HACE 15 AÑOS.

Arturo Pérez Reverte ha tocado la fibra de sus lectores como pocas veces con su último artículo publicado en XL Semanal, la revista del grupo Vocento.

En él el padre literario del Capitán Alatriste cuenta lo mucho que le ha removido por dentro la carta de Carmen, una joven de 27 años que murió en 2002 pero cuya misiva no ha llegado hasta sus manos ahora.

Su madre la encontró entre los papeles de la joven y en 2014 se la envió a Pérez Reverte, pero se le traspapeló entre las páginas de un libro y hasta hace unos días no la leyó. “Doce años tardó en llegar a mis manos y tres años he tardado yo en leerla. Quince años después de la muerte de Carmen”.

En su carta Carmen se confesaba fan incondicional de todo lo que escribe Pérez Reverte, a quien no se atrevió a saludar en una feria del libro por timidez. “Me entristece ante el pensamiento de que Carmen murió sin que yo supiera de su existencia, y de que haya tardado tanto en saberlo”, se lamenta.

“Una carta que ella nunca puso en el correo, una carta que tardé quince años en leer. Y esa desazón, o ese remordimiento, me hace estar hoy aquí dándole a la tecla, mientras intento torpemente responder a las palabras de afecto de una chica muerta”, continúa.

Y termina, emocionado: “Quiero decirle a Carmen que en este momento su carta se encuentra junto al manuscrito recién terminado que está sobre la mesa, con las últimas correcciones a una nueva novela que ella nunca leerá, pero que de algún modo también me ayudó a escribir. Por eso le doy las gracias y le devuelvo con todo mi cariño aquel lejano beso de amiga que al fin recibí, quince años después, desmintiendo a la muerte, al tiempo y al olvido”.

El poder de las redes sociales ha hecho que Pérez Reverte reciba a las pocas horas la respuesta de la madre a través de Facebook. “No me podían haber hecho un regalo mejor que el tuyo (…). Ha sido un día, gracias a ti, que no olvidaré social. Tendré este artículo como un tesoro, y sé que, desde donde esté ella, tiene la mejor de sus sonrisas y el orgullo de que la consideres amiga”, le dice Carmen.

Se cierra un círculo de 15 años con este mensaje de Facebook. Gracias, Carmen. A la madre y a la hija.

— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte).

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