Los padres de Charlie Gard, un bebé británico que está enfermo de gravedad, abandonaron el lunes su batalla legal para llevarlo a Estados Unidos, diciendo entre lágrimas que era hora de dejar morir a su hijo después de que nuevos análisis mostraran que el tratamiento experimental que buscaban ya no podría ayudarlo.
La madre, Connie Yates, abrazó a su esposo Chris Gard cuando anunciaron su decisión de “dejar ir” a su hijo. Mientras la pareja lloraba, su abogado, Grant Armstrong, dijo que nuevas pruebas médicas realizadas a Charlie mostraban que el bebé sufre daños musculares irreversibles.
“Es demasiado tarde para Charlie. El daño está hecho”, agregó el abogado después de una vista en el Alto Tribunal de Londres. Tras la audiencia, anunció que los Gard retiraban su apelación.
Los padres dijeron que pasó mucho tiempo por las batallas legales y que su hijo perdió la capacidad de mejorar. Luego se disculparon con el niño por no poder salvarlo. “Dejaremos ir a nuestro hijo y estar con los ángeles”, dijo Yates.
La noticia afectó mucho a los padres, que ahora “desean pasar el máximo tiempo que les queda con Charlie”, agregó su abogado.
El pequeño de 11 meses padece un trastorno genético poco común y sus padres querían que recibiera un tratamiento experimental. Los médicos en el Great Ormond Street Hospital alegaban que el tratamiento no podría ayudar y causaría dolor al niño. Se inclinaban por desconectar su soporte vital y dejarle morir en paz.
El caso ganó relevancia internacional después de que los padres de Charlie recibieran apoyo el papa Francisco, del presidente Donald Trump y de algunos congresistas estadounidenses.
El juez Nicholas Francis había programado una vista de dos días para valorar nuevas pruebas después de que el doctor Michio Hirano, un estadounidense experto en neurología del Centro Médico Columbia en Nueva York, viajara a Londres para examinar al niño. Sin embargo, Armstrong dijo que ya no se podía hacer nada.
“Debido al retraso en el tratamiento, esa ventana de oportunidad se ha perdido”, dijo Armstrong.
Algunas personas consideran que el caso retrató un choque entre una familia y el estado. El juez dijo que la cuestión central era que “en este país, los niños tienen derechos independientes de sus padres”.
La resolución de las autoridades británicas despertó la inconformidad de un sector de la población que consideraba justo que el bebé tuviera la oportunidad de viajar a los Estados Unidos para recibir tratamiento. Este domingo, previo a que los Gard desistieran, un grupo de 20 personas habrían realizado una manifestación en las inmediaciones del Alto Tribunal de Londres.