León Nikolaievich Tolstói, novelista de origen ruso nacido en una ciudad del sur de Moscú Yásnaia Poliana (1828-1910), es uno de los escritores preferidos de muchos por su forma de pensar y escribir, defendiendo valores tan importantes en la vida como: el amor, la paz, la no violencia, la solidaridad, la vida sin ostentación, entre otros temas y, que plasmara en sus obras entre 1852 y 1910.
Y sin profundizar en su historia de vida, pero si distinguiendo algunos rasgos que marcaron y justificaron hechos en diferentes etapas, resalta el que perteneció a la nobleza rusa pues era hijo del Conde Nikolaievich Llich Tolstói y vivió las mieles de su clase; sin embargo no le satisfacía del todo ese tipo de vida porque siempre la sintió superficial y vana. No podía coincidir con una clase social y económica insensible al dolor y la necesidad de su pueblo.
Desde su juventud, León Tolstói se esforzó por contribuir de manera práctica a la instrucción pública. La idea que inspiró su primer libro Las cuatro épocas del desarrollo es profundamente simbólica. En dicha obra se propuso describir el proceso de formación del carácter del hombre, desde los primeros años, cuando comienza la vida espiritual, hasta la juventud y hasta cuando esa vida ha adquirido su forma definitiva.
Intentó ser abogado y desistió en el propósito y posteriormente quiso incorporarse a la milicia decepcionándose de la misma, pero con el tiempo fue un hombre afortunado, auténtico, que encontró en el camino su verdadera vocación: la literatura, en especial la novela y con ello la libertad de dar rienda suelta a sus ideas. Por ello Tolstói es considerado como uno de los escritores más importantes de la literatura mundial y un hombre que proyectó su verdadera personalidad en sus escritos.
Entre 1852 y 1857 publicó una serie de relatos autobiográficos y sus más destacadas obras. Por ejemplo en “Guerra y Paz”, obra sumamente extensa (más de mil páginas) contextualizada a principios del siglo XIX, describe la vida de varias familias de la aristocracia rusa, dentro de dos escenarios lo que sucede en la vida de los personajes que pertenecen a la nobleza y las acciones en el terreno de la guerra. En este caso Tolstói, proyecta su rechazo hacia la superficialidad en la que vive la aristocracia, inclemente a lo que pasa en los campos de batalla. Entrelaza genialmente lo histórico y lo filosófico-psicológico. Lo primero, desde la invasión de Napoleón, sus causas y consecuencias para el pueblo ruso, analizando cómo funciona y relaciona con la alta sociedad. Y lo segundo, dibujando la influencia y cambios en la forma de actuar y pensar de los personajes como consecuencia de los episodios traumáticos de la guerra.
En el caso de “Ana Karenina”, obra que describe las frivolidades y las pasiones del zarismo, da vida a una bella mujer que pertenece a la alta sociedad, enamorada de un oficial y por ello abandona a su esposo y su hijo para seguir a su amante. En esta obra el autor nuevamente se proyecta en la pareja, dando vida al amor que no mide consecuencias y en el fondo entre líneas les castiga –particularmente a la protagonista– al hacerla sufrir por su romance clandestino, terminando en tragedia.
Igualmente Tolstói, fue un defensor de la “no violencia”. En su ensayo “El Reino de Dios está en vosotros”, obra que tuvo un alto impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King, se proyecta nuevamente en el mismo, ahora en su visión pacifista. Ahí habla de: “la resistencia o paciencia para no responder a la violencia con más violencia, sino de responder con la capacidad volutiva del entendimiento; entendimiento que abre las puertas de la consciencia, aliada y cómplice del alma”. Agregaba Tolstói: “quien entiende…no necesita reprimir, resistir, oponerse, tolerar o combatir”. Es decir, no es posible la paz con resistencia.
Pero vayamos a algunas de sus frases, en temas como el amor, la felicidad, la fe, la solidaridad, la razón y su opinión sobre el ejercicio del poder público.
En su opinión sobre el amor y la felicidad decía: “El que ha conocido sólo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil”. “Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo”. “El secreto de la felicidad, no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace”. “El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hunde”. “El verdadero amor supone siempre la renuncia a la propia comodidad personal”. “A un gran corazón ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa”. “La razón no me ha enseñado nada. Todo lo que yo sé, me ha sido dado por el corazón”.
Siendo hombre de fe, su concepción hacia la misma era muy clara y así lo manifestaba: “No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo”.
Tolstói era defensor de la razón personal: “Vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable”.
Sobre el ejercicio del poder público, decía: “Es más fácil hacer leyes que gobernar”. “La ambición no hermana bien con la bondad, sino con el orgullo, la astucia y la crueldad”. “Para los historiadores, los príncipes y los generales son genios; para los soldados siempre son unos cobardes”. “Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre”.
Respecto a su posicion pacifista mencionaba: “Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia”
Como creyente de la solidaridad humana, afirmaba: “No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás”. Etc.
Al final de su vida en 1910, y habiendo tenido la posibilidad de acumular mucha riqueza por su obra, prefirió un cambio espiritual interno y huyó de su casa a los 82 años, pues siempre se declaró un ferviente adversario de quienes alimentaban su vida conservando el estado de confort y el bienestar a costa de la propia libertad. Por eso sus últimos pensamientos, cuando decide vivir en soledad definen a un hombre que, si eligió vivir a su manera, también lo haría al morir y así se dirige a su esposa: ‘No puedo seguir viviendo en el lujo y hago lo que los viejos de mi edad hacen generalmente: abandonar el mundo para vivir sus últimos momentos en soledad y en silencio”.
Por todo lo anterior y muchas otras cosas más que sería imposible describir en un artículo, Tolstói, tiene un lugar ganado en la literatura universal y sería positivo hacer un taller de lectura comentada de su obra y de muchos escritores que defendieron valores éticos en favor del actuar público y privado.
¿Y habrá quien se pregunte porqué hoy he retomado algunos aspectos de su vida en mi columna? Primero, porque se aprende mucho de este tipo de escritores; en el caso de Tolstói, admiro de él su virtuosidad, principios y sensibilidad humana, y me identifico con valores como el respeto y la paz entre los seres humanos y la defensa del amor, la bondad y la lealtad. Y segundo, porque sus obras que son tan buenas, más que presumirse, son de asumirse. Es decir, tomar lo mejor de su contenido y de cada línea sacarle el provecho, tanto personal como en la relación con los demás.
Gracias y hasta la próxima
Fuentes:
http://www.uaem.mx/difusion-y-medios/publicaciones/clasicos-de-la-resistencia-civil/files/el_reino_de_dios_esta_en_vosotros.pdf
http://www.ibe.unesco.org/sites/default/files/tolstoys.pdf
https://actualidad.rt.com/actualidad/view/19386-Le%C3%B3n-Tolstoi-a-82-a%C3%B1os-de-que-parti%C3%B3-de-su-casa-para-siempre