I
Cada vez que pasaba por ahí, me detenía uno o dos minutos. ¡Había gatitos! De todos los colores y juguetones como corresponde a los gatos de pocos meses. Verlos era la dosis de ternura necesaria para continuar mi camino por el abarrotado y sofocante centro de la ciudad… aunque no todo siempre era miel sobre hojuelas.
El primer coraje que hice fue cuando vi que a las hembras les habían pegado moñitos… ¡qué necesidad! El segundo, cuando empecé a notar que entre los gatitos, varios estaban en malas condiciones: apagados, tristes, con el pelo sin vida, los ojos enfermos… ¡Peor aún cuando parecían menores a los dos meses recomendados para separarlos de sus madres!
Finalmente, la disposición de las jaulas dentro de la tienda de mascotas cambió, de forma que ya no daban a la calle, haciendo imposible que los observara desde afuera, así que le perdí el interés al negocio, hasta que hace unos días leí en una publicación de Facebook que es el estado de los gatos que aún venden es crítico: con una edad de mes y medio cuando mucho, enfermos de los ojos, maltratados y sin limpieza. Comentarios abajo de la publicación denuncian que “La iguana verde”, ubicado en Clavijero casi esquina con Altamirano, siempre ha lucrado tanto con gatos como con perros muy pequeños, a los que mantienen en condiciones deplorables.
Dicen que hay que denunciar, aunque por lo que he leído, no ha pasado del posteo en Facebook. De momento no me queda más que preguntar: ¿dónde estás, Salud Animal de Xalapa? ¡Este es un caso para ti!
II
Y ya que estoy en la red social, aprovecho y veo qué hay de nuevo, ¡pero entonces llego a otra publicación sobre mascotas! La foto me paraliza el corazón: es la de un cocker spaniel cachorro, exactamente la misma raza de aquel cuya muerte tuvimos que afrontar en Semana Santa.
Haciendo a un lado los recuerdos y la pena, leo que la chica que postea, en un grupo de adopciones y ventas de gatos y perros, denuncia que le compró el perrito a un xalapeño, el cual le llevó el animalito por ADO hasta Veracruz. “En 1600, ya para que se vaya”, dice la captura de pantalla de los mensajes que la chica comparte, entre los que resalta aquellos donde se le pregunta al hombre por el carnet de vacunación. El vendedor responde que no cuenta con el documento, que nunca nadie se lo ha pedido y jura que él mismo le puso todas las vacunas al cachorro, así como que le dio vitaminas y lo desparasitó. “Pero soy gente seria”, asegura.
Lamentablemente, a los pocos días, el perrito empezó a decaer, pues resultó enfermo de moquillo. La chica dice publicar con la intención de alertar a futuros compradores para que eviten a dicho vendedor.
Horas más tarde, en el mismo grupo, el vendedor hace acto de presencia con una publicación propia, en donde acusa a la chica de querer difamarlo y –qué sorpresa– de estar loca. Algunas personas le comentan que la conocen y que ya le han dado perritos, con resultados similares, por lo que no creen en la palabra de ella… ¡pero yo no puedo evitar recordar que él nunca le dio el carnet del perrito! A mí el problema me parece sospechoso desde la venta: ¿será el vendedor veterinario? ¿O por qué él mismo aplicó las vacunas? ¿Cómo las consiguió? Y si es veterinario, ¿qué clase de profesional no llena el carnet de vacunación de un animalito que está a su cargo? ¿Aquí hay más gato encerrado que en “La iguana verde”?
III
Dos vendedores y un mismo problema: condiciones de venta inaceptables, el lucro a costa de la vida de seres sin culpa alguna. He ahí una de las razones para fomentar la adopción sobre la compra: la ética de quienes venden resulta, en más casos de los que uno quisiera, cuestionable en tanto están más preocupados por ganarse unos cuantos pesos que en el futuro de los animalitos.
Sin embargo, no peco de optimista: sé que a pesar de todos los “peros” que se le pongan a la compra de mascotas, habrá siempre gente que recurrirá a ésta, ya sea por desinformación, desidia o por la “necesidad” de tener un animalito “fino” o de “raza”. Si ese es su caso, al menos hágale un favor a todos los animales de compañía del futuro: sea un comprador responsable y descarte todas las opciones que se vean chuecas: si su vendedor no le proporciona condiciones decentes de vida a los animales, si la edad de éstos es inferior a la recomendada para separarse de sus madres (dos meses para los gatos, tres para los perros), si alguno luce enfermo o si le juran que están vacunados y desparasitados, pero no tienen cómo probarlo, diga que no. No sigamos fomentando el lucro a costa de vidas indefensas.
polisemia@nulloutlook.es
@Polisemia_CM