El cambio climático es una realidad y un problema de dimensiones gravísimas. No todos terminan por asumir este hecho que todos los días, aunque no siempre sea visible, influye en la vida diaria y marca el futuro de los países y del mundo. No es una formulación retórica o melodramática. Es un hecho contundente.
Nunca en cientos de miles de años la atmósfera había acumulado tanto dióxido de carbón como ahora que alcanza 400 partículas por millón. El cambio climático posibilitó el desarrollo de la humanidad y ahora puede impedirlo. A partir de 1970 empieza a elevarse el calentamiento de la atmósfera, pero en los últimos 12 años han tenido lugar los 10 años de mayor calentamiento. Ahora la temperatura tiende a crecer de manera sostenida.
En el último siglo el nivel del mar aumenta 17 centímetros, pero hoy se acelera. Los glaciares en todo el mundo reducen su tamaño. Los 10 países que más contaminan con la emisión de gases efecto invernadero son: China (24.5 %); Estados Unidos (14.4%); Unión Europea (10.2 %); India (10.0 %); Rusia (5.4%); Japón (3.1 %); Brasil (2.3 %); Indonesia (1.8 %); Irán y México (1.0%); la suma equivale a 75.0% del total.
Hay evidencia contundente de que el creciente calentamiento de la atmósfera produce y acelera la deforestación, la degradación de los bosques y la inhabilitación de terrenos fértiles. Esto afecta de manera más seria a los países pobres que tienen menos recursos, para hacer frente a la problemática. La ciencia y los científicos muestran que los países y la comunidad internacional deben tomar medidas radicales rápido.
Lo que se debe hacer no ocurre por los grandes intereses políticos y económicos que defienden al statu quo. Esto complica la toma de decisiones y que los gobiernos se animen a asumir riesgos y costos políticos en la línea de hacer lo que les toca, para enfrentar el problema. Esto hace que con frecuencia se caiga en problemas de omisión que complican el panorama. El problema está ahí, pero no siempre visible para la sociedad.
Guillermo de la Dehesa (El País, 03.01.16), presidente honorario del Center for Economic Policy Research de Londres, recuerda que en 1824 se descubrió el efecto invernadero, que en 1859 se mostró en laboratorio y en 1896 se cuantificó. De 1975 es el término calentamiento global. ¿Que se ha hecho desde entonces? Poco para la dimensión del problema. Sólo la “ceguera voluntaria” de los gobiernos permite que las cosas marchen con lentitud.
Si seguimos como hasta ahora, para el 2100 la temperatura de la atmósfera habrá aumentado en 4.5 grados. Si se actúa conforme a los convenios internacionales, en sólo 2.7 grados. Y el nivel del mar crecerá en 60 centímetros, pero hay científicos que piensan que puede ser hasta 1.20 o 2.0 metros. Esto va a depender de cómo respondan al cambio climático los glaciares y las capas de hielo en los polos. Todos debemos estar más enterados del tema y actuar en consecuencia.