*El empoderamiento de las mujeres. Camelot.

LAS PRIMERAS DAMAS

No es fácil ser primera dama en este país, donde nada nos acomoda, o como dijera el presidente Peña: “No hay chile que les embone”, que aunque suene a albur, es cosa cierta. Si la Primera Dama va al grito vestida de negro, comienzan las críticas. Lo negro, es de suponer, es por el luto de los paisanos oaxaqueños y chiapanecos por el sismo (seísmo, dicen los españoles: Para nombrar los terremotos existen dos palabras: sismo y seísmo; la primera es la que se utiliza en Hispanoamérica, mientras que la segunda es la más usada en España. Aunque la más utilizada es sismo, de la que derivan sismógrafo y sismología, según indica el Diccionario panhispánico de dudas, en las noticias para España es preferible optar por seísmo, que es la forma más habitual en este país) Pues nuestra primera dama acompañó al presidente y el vestido pareció bien, en la noche del 15 de septiembre vistió de negro y con un bordado de flores plateadas a la altura de los hombros, confeccionado por artesanos oaxaqueños. Si abraza al marido, se ve mal, si le pasa la mano por la espalda, se ve mal, no hay chile que les embone, diría el Preciso.

AQUELLOS DIAS

Otros fueron los días en que las primeras damas acompañaban a sus poderosos esposos presidentes y cada una de ellas dejó un legado histórico para su trayectoria de vida, al haber vivido en Los Pinos, donde no cualquiera es inquilina. Desde aquella María Antonieta Bretón de Victoria (1824), esposa del gran Guadalupe Victoria, hasta hoy ha llovido sobre sus atuendos y su forma de vivir. Tuvimos de todo en este México de tapetes multicolores. Todas dejaron un papel en la historia. Voy a las que me acuerdo, Doña Guadalupe Borja de Díaz Ordaz, sus biógrafos decían que sufrió como nunca, por el hijo que le entró a las drogas y por el fantasma de Tlatelolco, en aquel 1968. La compañera María Esther Zuno de Echeverría, fue más patriota que la Revolución misma, de ella hay cientos de anécdotas, cuentan una vez que en Palacio Nacional, a las esposas de los secretarios les pidió sus alhajas para donarla a alguna causa. Doña Carmen Romano de López Portillo le dio por el arte. Pianista, un día en España, por la Cantabria, llevó un piano y quería tirar una barda ancestral, porque el piano no cabía. Por poco la corren. Doña Paloma Cordero de la Madrid, fue mujer quietecita, sin muchos escándalos; como su marido, en la medianía. Cecilia Occelli de Salinas tuvo que soportar un divorcio. A veces esa presidencia castiga. Nilda Patricia de Zedillo, por igual. Sin gran trascendencia. Un poco opacada, y apocada. Marthita Sahagún de Fox fue un torbellino. Gobernó al parejo al lado de su marido, de ella decían que si alguien quería algo de Los Pinos, había que pasar la aduana de Sahagún, cuando ella aprobaba, aquello era pan comido. Margarita Zavala de Calderón fue buena primera dama, no hubo queja, discreta, mujer preparada, profesionista y política, es la mujer que busca ser candidata del PAN a la presidencia, y emular a Hillary Clinton, aunque la Hillary perdió. Tuvo un buen comportamiento. Angélica Rivera de Peña, está en su quinto y último año de gobierno, la historia ya comenzará a contar su sexenio, cuando deje ese poder desde Los Pinos.

UNA DE RAFA MARQUEZ Y SU ABOGADO ORIZABEÑO

Rafa Márquez se ha reintegrado a los entrenamientos del Atlas, va poco a poco superando su problema. Aunque no tiene twiter ni Facebook ni ninguna cosa de esas parecidas, tiene la confianza de que saldrá libre de ese problema. Por lo pronto, la Fundación suya ya abrió sus puertas y los niños podrán volver a esos entrenamientos muy útiles. Hay un dato del porqué va superando escollo tras escollo, el abogado que lo representa es un orizabeño, Hugo López Coll, nacido en el sanatorio Escudero, hijo de Humberto López y Elena Coll y sobrino de María Coll Alvarado de Stadelmann (Luis). Un buen abogado, socio del afamado despacho Greenberg Traurig, admitido para practicar en Nueva York y México, López Coll es miembro del Equipo Global en Asuntos Anticorrupción. Abogado corporativo, egresado, con honores, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con estudios de maestría (LL.M.) por Columbia Law School. Es profesor de Sociedades Mercantiles y Títulos y Operaciones de Crédito tanto en la Universidad Iberoamericana como en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Santa Fe. López Coll es un panelista activo en temas de negocios y derecho en diversos seminarios y conferencias. Un orgullo orizabeño, sin duda.

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