La ciudadanía en la extraordinaria y potente movilización en la Ciudad de México, a sólo minutos del devastador terremoto del pasado 19 de septiembre, hizo patente, desde el primer momento, su rechazo a los partidos y a los políticos, sin exclusión, y puso de manifiesto su confianza en los ciudadanos como ellos.

Las y los voluntarios convivieron y trabajaron bien con el Ejército y la Marina en los distintos frentes de acción, pero en ningún momento aceptaron la presencia de los políticos y sus partidos. Éstos se dieron cuenta del rechazo y no se hicieron presentes. Los muy pocos que se presentaron fueron obligados a dejar el lugar.

La presencia del presidente Peña Nieto estuvo muy controlada en sitios de Morelos, Puebla y también Oaxaca. La imagen que se quería proyectar de un presidente pendiente al mando de la situación se obtuvo, pero no tuvo mayor impacto en la opinión pública y tampoco sus mensajes en las redes sociales. Se cumplió con las formas y nada más.

El protagonista en los hechos y también en los medios nacionales e internacionales ha sido la ciudadanía lanzada en las calles. Hay fotos y videos memorables, algunos se van a convertir en íconos, que condensan el significado preciso de la gesta ciudadana. Se percibe que la ciudadanía ante estos problemas está por encima de los políticos y sus partidos.

Muy pronto en las redes sociales se posicionó la idea de que el INE y los partidos deberían ponerse de acuerdo para reducir de manera considerable los gastos de la campaña del 2018 y que el dinero no ejercido tendría que ser canalizado a la reconstrucción. Los partidos reaccionaron a la demanda ciudadana y siguen en la discusión sobre la manera en que se hará.

La visión que los jóvenes voluntarios tienen de los políticos no hace excepción, es que éstos son corruptos, frívolos e incapaces. Esa es la percepción que comparten con millones de ciudadanos en el país. El terremoto ha hecho evidente que hay una ruptura entre los ciudadanos y los políticos y sus partidos. Se puede discutir si esa postura es justa o injusta, pero esa es.

Los voluntarios no rechazan la política, saben que, con su acción y posturas difundidas en las redes, están haciendo política. Lo que manifiestan, con su actitud, es que no aprueban la manera que ahora los políticos y sus partidos hacen política. No hacen excepciones. El terremoto, evento no previsto, se metió de lleno, de manera central, en la campaña electoral del 2018.

La ciudadanía de todo el país, después del terremoto, va a ver con ojos todavía más críticos a los candidatos y sus partidos. Los que sean más sensibles a la visión que tiene la ciudadanía van a tener más oportunidades de ganar. Quien siga con sus viejas formas y anquilosados discursos, que nada dicen a la nueva ciudadanía del país, no tendrán ninguna oportunidad.

Twitter: @RubenAguilar