La mayoría de los lectores estoy seguro que saben de quién se trata, pero doy algunos datos más sobre este gran ingeniero mexicano. Los hermanos Adolfo y Leonardo Zeevaert Wiechers, fueron dos profesionales de la ingeniería civil, nacidos en los primeros años del siglo pasado, el primero en Córdoba y, el segundo, en el puerto de Veracruz.
Ambos, con una abundante obra civil, proyectos de ingeniería y trabajo académico tanto en México como en el extranjero, fueron los responsables de la moderna tecnología antisísmica empleada para construir la hoy célebre cimentación de la Torre Latinoamericana de la capital de la República, de esto hace ya 59 años. Ubicada en la esquina que forman las calles de Francisco I. Madero y el Eje Central en el Centro Histórico de la Ciudad de México. El edificio se alza sobre su vértice hasta alcanzar una nada despreciable altura de 181.33 metros, que incluye la antena y 44 pisos. El edificio se ha convertido con justa razón en uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad de México, pero todavía es más notable su estructura porque ha aguantado todos, los más mortíferos incluso, sismos en la historia de la Capital.
Durante muchos años fue el edificio más alto de la CdMx, desde su construcción en 1956 hasta 1972, lapso en el que obtuvo y mantuvo el record del rascacielos más alto del mundo construido fuera de Estados Unidos, lo que incluía por supuesto a América Latina. La Torre Latinoamericana es además, junto con La Torre Taipei 101, La Torre Ejecutiva Pemex, La Torre Mayor, El U.S. Bank Tower, El Costanera Center, la Torre Reforma y la de Bancomer una de las ocho estructuras en estar en una zona de alto riesgo sísmico, nada más y nada menos.
Su innovador sistema con el que fue construida su cimentación se sigue usando para la construcción de edificios en todo el mundo, y en aquellos años en los que se experimentó con ese nuevo sistema de pilotes hidráulicos –no me pidan que les explique cómo funcionan porque no soy ingeniero- que le dan sustentación y estabilidad ante los movimientos telúricos, fue hechura por entero del talento de aquellos dos ingenieros veracruzanos, ya fallecidos ambos.
Alguna vez me platicó el arquitecto Enrique Murillo que estando en proceso la construcción de CAXA, de la cual él fue el responsable del proyecto arquitectónico y por el cual incluso ganó un premio nacional de arquitectura, una tarde llevaron para que visitara la obra Dante Delgado, a la sazón gobernador del Estado. Hicieron un recorrido por la obra para que constatara los avances y en un momento dado hicieron un alto en donde Enrique le explicó a Dante todo sobre la cimentación de la central, para lo cual hizo hincapié en que de ella se estaba encargando el despacho del Ing. Adolfo Zeevaert Wiechers, lo cual de por sí ya era una garantía, fue entonces cuando el gobernador al escuchar el nombre del célebre ingeniero, lo interrumpió abruptamente para hacer una acotación: “¿Adolfo Zeevaert?, ¡Es mi paisano, es de Córdoba!”, por supuesto que la anécdota la contó el arquitecto Murillo con algo de pimienta como para imprimirle algo de jocosidad al comentario de Dante al observar el hecho, por supuesto con orgullo por el paisanaje.
Pues así es, en CAXA, la central camionera de la capital, también hay huellas del talento ingenieril del constructor de la cimentación de la Torre Latinoamericana. Por cierto que los Zeevaert Wiechers, descendientes de alemanes, son tíos del actual rector de la UNAM y también están emparentados con los Tovar y de Teresa. Ya sabe usted, cosas de encastes y linajes que también los hay en este México nuestro.
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@marcogonzalezga