*Es 12 de octubre. Día de la Raza. Por mi Raza hablará el espíritu. Camelot.
LOS ESPIONAJES
Suele la vida, la caprichosa vida, engendrar gente que es lista para el espionaje. La inquietud más grande que se ha dado y el temor a ello, es que alguien te espíe, ya sea en tu teléfono, en tu Facebook o Twiter, debajo de las sábanas o en los dichosos WhatsApp, o dónde se les ocurra. Los políticos más, ellos viven aterrorizados de que un garganta profunda o un espía a la Sherlock Holmes, saque el Ampudia que todos llevamos dentro, y te enganche. Mucha gente opina que las redes sociales han servido para muchas cosas, en estos avances de las tecnologías, pero también han servido para espiarte. Ahora han inventado otro esquema, uno llamado Telegram, dicen que en ese, ni Ampudia en sus buenos tiempos podría entrar. Paréntesis: (¿Qué habrá sido de Enrique Ampudia Mello? Si alguien sabe de él que me pase su teléfono, tiene un buen rato que no sé de dónde ande ni de sus peripecias. Desde que el nuevo gobierno llegó, muchos de esos antiguos aliados desaparecieron del mapa, se esfumaron. Otros eran los tiempos en que Yunes Linares, Ampudia y Juan Herrera Marín, eran la Trinca Infernal del gobierno de Patricio Chirinos, y no había hoja de árbol que se moviera sin que ellos, o la supieran, o la movieran. De Juan mantengo contacto vía el correo electrónico y Face, supe que andaba como Pancho Villa, cuando se retiró de la política, como agricultor por mi tierra, Tierra Blanca, o sembrando caña o sembrando maíz. Otros fueron los tiempos que los tres fueron amigos, como Hugo, Paco y Luis, pero la vida suele ser así, no siempre se llega al puerto donde se desembarca, y con los que uno embarca. Pero andaba en los espionajes. Cierro paréntesis). Ese Telegram va a resultar como el Telegrama de la gran Mona Bell, la vieja canción que solía decir: ya lo sabía, ya lo sabía. O sea, ustedes aguas, los gobiernos tienen las tecnologías israelitas para escucharte hasta debajo de tu cama, o en el patio de tu casa, que es muy particular y se llueve y se moja como los demás. Un tiempo de no hace mucho, acalambraron hasta a prestigiados comunicadores, como Loret de Mola, cuando le mandaron un warning y le querían entrar a su celular. Cuidado, mucho cuidado, diría el gran José, que estás tomando por un rumbo equivocado. Si alguien le habla pidiéndole datos o que apliques tal o cual cosa a tu teléfono, hágales como Puigdemon (Pokemon para los cuates), declare la independencia aunque la deje pendiente, para un minuto, o no menos, para cinco, diría el Preciso. Ayer, cuando escribí de que a Pokemon le habían llamado ocho Premios Nobel y el de la ONU y varios picudos más, se me olvidó poner que también, desde ultratumba, le llamó el Generalísimo Francisco Franco, para aquietarlo y, los dos Papas vivos y el otro, el ya muertito, Juan Pablo Segundo, al que te quiere todo el mundo. Aguas con los espías. Si aparece alguno, respire profundo y cuénteselo a quien más confianza sea, que no sea del gobierno, porque luego son ellos.