Gilberto Haaz Diez

*De Flaubert: “Era tan corrupto que pagaría por venderse”. Camelot.

EL ENIGMATICO GAMBOA

Suele Emilio Gamboa Patrón (23 agosto-1950), senador de la República, acomodarse siempre como mejor puede. Diputado federal cuantas veces ha querido, senador como se acomode, secretario de Comunicaciones y un tiempo el hombre que presumió ser la mano que meció la cuna de Miguel de la Madrid, cuando era su secretario particular y gritaba a los cuatro vientos que Carlos Salinas había llegado por él, por eso, cuando Salinas llegó a Los Pinos le dio la secretaria de Comunicaciones y Transportes. Era el secretario particular del presidente más oscuro que parió esta tierra mexica, el mismo que hoy en el temblor septembrino se le recordó cuando, apanicado, decía que no pasaba nada y no necesitábamos ayuda del extranjero, cuando el daño era terrible. Gamboa es gente mal agradecida, un día de chistoso dio la lista de los presuntos aspirantes y suspirantes a la candidatura de la presidencia por el PRI, y jamás mencionó al hijo de De la Madrid, Enrique de la Madrid Cordero, siquiera por cortesía. Yo le conocí una vez, cuando llegaba auxiliando a Roberto Madrazo como candidato a la presidencia y en el WTC el tabasqueño pedía el voto y oía, oía a los radiodifusores que allí habíamos sido convocados a lidiar con valor. Gamboa, conocido también como la Boa Gamboa, tiró unos rollos propios de él, rollos de engaños. Conocedor de esos temas por haber sido poderoso secretario de Comunicaciones choreó como pudo. Sucede que la mañana de hoy, el diario Reforma (hay que comprar y hacer que los diarios se conserven y sobrevivan, sin ellos las redes sociales no llegarán tan lejos) le exhibe trepando a un helicóptero oficial y a un ujier cargando los palos de golf. Chulada de nene. Interrumpió un acto en el Campo Marte para que pudiera despegar a gusto, rodeado de militares. Por menos que eso en otro país estuviera presentando su licencia en el Senado. Pero aquí no pasa nada, aquí se les envidia y se les aplaude, nadita de nada. Si no, vean el caso del secretario del socavón, el otro inútil llamado Gerardo Ruiz Esparza, que todo México pedía su renuncia y el presidente volteó para el otro lado. Al menos, hay que hacerle a Gamboa -que es un poco como Carvallo el malo, el veracruzano que visita mucho estas tierras y los Yunes no lo han atrapado-, que pague el vuelo y lo que costó moverlo al hermoso campo de golf, donde seguro presumió su poder, como lo ha hecho desde hace 30 años, que mama de la ubre de los cargos públicos.

ESAS DE HOLLYWOOD

Tenía razón Marilyn Monroe, cuando dijo: “En Hollywood te pueden pagar mil dólares por un beso, pero solo 50 centavos por tu alma”. Cierto. En ese sitio donde las películas se subliman, existen más depredadores que en ningún lugar habitable o de cacería. Un poderoso productor, Harvey Weinsten, brotó en las noticias de que encamaba a cuanta artista guapa pasaba por su entorno, o al menos les insinuaba. Conmigo todo, sin mí, nada, habrá dicho el muy crápula. Algunas optaron por vender caro su amor, como la Aventurera de Lara y salir en los grandes films. Otras, callaron, con la complicidad de muchos que supieron que ese gordis barbón era calenturiento y cachondo y se las arrinconaba con o sin su consentimiento. Son tiempos que no se puede agredir a las mujeres. Los grupos del mundo condenan todo y se te viene un alud que te sepulta. Como sepultó a este gran productor y ahora la Academia le ha sacado tarjeta roja y ha sido expulsado de ese paraíso llamado Hollywood, donde un día también habitaron Adán y Eva, en ese Paraíso.

LA OTRA BOFETADA

Los artistas, los políticos, todos aquellos que son gente publica, deben tener cuidado cuando se les entrevista. Si no aguantan vara, dense media vuelta y váyanse, y canten la de Luis Miguel: ‘Y me iré con el sol cuando muera la tarde’, pero no arremetan contra quienes les entrevistan, porque eso luego sale caro. Eduardo Yáñez le ha pegado un madrazo descomunal a un reportero de El Gordo y la Flaca, llamado Paco Fuentes. El Paco, todo adolorido, agraviado, ninguneado, y con un descontón donde ni las manos metió, se fue a los tribunales americanos, ya ven ustedes que allá en Estados Unidos todo lo resuelven con los jueces. Ahora Yáñez tiene que preparar la chequera y pagar 200 mil dólares, que es algo así como 3 millones 600 mil pesos, valor de esa bofetada. Si no paga, tendrá que meterse a la cárcel unos seis meses. Ni hablar, suele ser la vida así.

PEREZ REVERTE

Los reporteros suelen ir y preguntar. Algunos son más mandados que otros. Otros te ponen la entrevista sencillita, como para que patees el balón y metas el penalti casi sin portero, pero hay algunos, como este de Yáñez, que te la ponen que la bilirrubina se te sube y la ira y el huamachito florece y la soga se revienta, entonces ahí, iracundo, sueltas el primer desocontón como el Canelo, aunque luego te arrepientas. Leí hace tiempo del afamado Pérez Reverte, cuando iniciaba eso de las entrevistas. Lo publicó el diario El Mundo de España. Va:

“Hace unos días, este periódico (El Mundo) premió a Arturo Pérez-Reverte. Como agradecimiento, regaló a la profesión periodística un manotazo que el auditorio aceptó sin rechistar. Contaba el escritor que, cuando tenía 16 y frecuentaba el diario La Verdad de Cartagena para ganarse algún día la vida como reportero, su jefe le pidió que entrevistara al alcalde, algo que le aterró. Así lo recordó: «El veterano me miró con mucha fijeza, se echó atrás en la silla, encendió uno de esos pitillos que antes fumaban los viejos periodistas, y dijo algo que no he olvidado nunca: ‘¿Miedo?… Mira, chaval. Cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti’».

No todas las veces, ya ven esto.

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