La capital del estado es una ciudad que sin tener una gran colonia española, cuenta con una muy buena baraja de restaurantes de comida española de muy buena factura. Hasta hace poco había seis, según mis cuentas: El Casino Español, El Molino del Quijote, El Llagar, La Paz de María, La Cata y La Cava Catalana. De los seis que originalmente conté, parece ser que ya nada más siguen en activo cinco, creo, a lo mejor estoy cometiendo una penosa falta, pero El Molino del Quijote parece que ya cerró, que alguien me corrija si estoy mintiendo.
Y la verdad es que los cinco que todavía están activos, ofrecen una muy buena selección de platillos regionales típicos de la madre patria –espero que nadie se vaya a ofender-, desde entradas, sopas y caldos, ensaladas, platos fuertes y postres, sin faltar por supuesto una buena carta de vinos del país y españoles, lo que es una garantía. Los cinco tienen buen servicio en lo que corresponde a la atención de los meseros, pero lo mejor es la cocina, todos tienen lo suyo en cuanto a los platillos que los distinguen, con algunos que comparten en común en su cartas lo que permite hacer una medición en cuanto a estilos, porciones y la calidad. Se me ocurre, por ejemplo, la infaltable de una buena carta de comida española, la fabada asturiana o una entrada como las patatas bravas, a las que puede diferenciar desde el punto de cocimiento de las papas y la salsa con las cuales se aderezan estos deliciosos tubérculos.
Y la fabada, de la cual hay que medir los ingredientes, es decir, desde la alubia grande, el chorizo, la morcilla, el respectivo trozo de panceta o tocineta y el caldillo en su punto, como se debe cocinar, con algunas ‘fabes’ trituradas para darle la consistencia debida. Y bueno, tampoco se pueden olvidar ingredientes centrales de la cocina española, llevados de América como las mismas papas ya mencionadas, que los hispanos han llevado a su máxima potencia, o los tomates (jitomates), que también han sido llevados a otra dimensión galáctica que se puede apreciar desde una sopa fría para el verano como es el gazpacho andaluz –que universalizó Almodóvar en ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’-, hasta el famoso ‘pantumaca’, pasando por una mermelada dulce o los sofritos con pimiento morrón rojo.
Los restaurantes españoles xalapeños cada uno tiene su sello especial o algún tipo de comida regional, aunque insisto, tienen platillos en común porque suelen ser infaltables porque son muy populares y los comensales los demandan. Así tenemos que El Llagar tiene platos de la cocina de Asturias con cierta influencia del Cantábrico, y aquí haría un alto en la fabada y los callos a la madrileña, sin dejar de lado a la costilla de res horneada. En El Llagar hay que destacar la atención de Pablo su gerente, que es como la transmutación de Panki, el fundador y dueño que empezó en Veracruz en el hotel Real del Mar. Ya no están ahí, están estrenando nuevo local en el mismo bulevar, junto al restaurante ‘Dawson’s’.
De La Cava Catalana pues como su nombre lo indica lo que los distingue es la cocina de esa comunidad autónoma que se quiere independizar del resto de España, no todos los catalanes ojo, hay algunos que se sienten españoles y europeos también, pero bueno, de eso luego comentamos. Destaco los langostinos, el róbalo y no recuerdo si hay la famosa butifarra, que sería una pena que no la vendieran, no me acuerdo para qué más, las entradas son muy buenas, hay carnes, conejo y lechón segoviano. A La Cava la conocemos desde que estaba en Murillo Vidal pero en el carril que sube, en aquellos años tenía un mesero rollizo muy amable.
De La Cata, creo que lo distingue la cocina gallega. Buena selección de mariscos y pescados, cocina típica de las famosas rías baixas (ríos bajos), su caldo gallego (alubia chica, chorizo y jamón serrano, entre otros), así como los callos a la gallega que yo en lo particular podría comerlos siempre, me parecen excelentes, toda la panza, desde el mondongo veracruzano, en texmole verde cordobés con orejas de masa y a la madrileña. La verdad es que no me les resisto, ni a la de borrego, ni tampoco a la de cerdo, incluidas las tripas, me encantan los sucedáneos. Y bueno, sin faltar los pulpos a la gallega, que también me los bebo, rociados de un buen aceite español y sal gruesa de mar. No recuerdo si venden cervezas gallegas que también se cocinan aparte. Muy buen servicio.
El Casino Español de Clemente Carballal es el restaurant español de mayor tradición en Xalapa, me recuerda mucho al ‘Cantábrico’ de Avila Camacho de antaño. En el CE la cocina es más internacional, pero la paella es muy buena, así como el lomo de róbalo y el salmón a las brazas. Me recuerda también a aquellos restaurantes de la CdMx del centro, el ‘Danubio’, en donde había que tener estómago para comer ahí, con sus infaltables chiles xalapeños encurtidos con cebollas, ajos, zanahorias y pimientas gruesas nadando en la vinagreta. Todo está muy bueno en el CE, pero en especial me gusta cenar ahí porque hay buenas tortas de pierna y de serrano, quesos fundidos con chorizo, y los que se llevan un diez de veras son los panuchos yucatecos de pollo los mejores de la comarca.
Por último voy a mencionar al feudo de mi amigo Laureano Martínez, La Paz de María, que además de ser un excelente anfitrión, es un conocedor de cocina española de paradores carreteros, la buena a decir de él. De LPdeM destacaría sus arroces, son supremos, desde el que lleva una buena selección de verduras, hasta el de chorizo con gambas y ni qué decir del que lleva garbanzos. Sus ‘montaítos’ se cuecen aparte, también sus chipirones al ajo y perejil, así como sus postres en donde destacaría el helado de turrón y la tarta de almendras. Buenos vinos, desde los muy ‘fifís’, ya sabe usted los famosos Vega, hasta otros mucho más económicos, pasando por sus vermuts y ricas cheladas. Los ‘huevos rotos’ los prepara como le enseñó su creador, Lucio y las bravas llevan una suculenta salsa como mandan los cánones, así como tortilla española ligeramente cuajada o a medio cocer, cremocita dirían los cremosos.
Pues ahí tiene usted para escoger, los precios son variables pero los cinco valen la pena.
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@marcogonzalezga