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Excélsior

Como cineasta, el tapatío Guillermo del Toro sabe que el mayor premio que puede obtener es que la película exista, por lo que no le preocupa si gana o no el Oscar en 2018.

“Los premios son bien importantes conforme hagas películas, para mí el premio principal es que exista la película. Soy devoto a un género que manejo de manera poco convencional que conlleva expectativas buenas y malas, y estoy acostumbrado a que a veces sucede y a veces no”, respondió.

El director, guionista y productor mexicano detalló que en su trayectoria ha escrito 25 guiones, de los que ha concluido 10 en películas y unos tres los han levantado otros cineastas. Sin embargo, el resto se ha quedado sólo en papel.

Durante el encuentro con representantes de los medios de comunicación a propósito de la premier en México de La forma del agua, el realizador agregó que en su vida es “un gordo raro que hace películas raras que conectan o no, y sigo haciendo las películas que yo quiero. No pido permiso a nadie y las hago cuando puedo, por lo que no espero que tengan la carrera de una película normal”.

De acuerdo con del Toro, esa cinta, que obtuvo el León de Oro en Venecia, ha tenido muy buena aceptación. “Es una película que viene del corazón al corazón, y ya nada más tengo un volado con 10 monedas al aire. La película está padre y tiene potencia, y vamos a chambearle, y ahí acaba la conversación», externó.

Con su peculiar sentido del humor, señaló que si no llegara a conseguir el Oscar tiene otros premios, entre ellos “quitarme los zapatos tres horas antes, porque aprietan de la chingada, además de que llegas a tu casa a cenar tres horas antes y así síguele”.

Respecto a la cinta que esta noche tendrá su premier en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), expuso que le interesaba mucho presentar una historia de amor liberadora sobre la tolerancia y la otredad “porque vivimos en un mundo en el que le tenemos miedo al otro, quién es el otro, el otro simplemente existe pero por ideología, y eso genera violencia y separación”.

Sostuvo que se trata de su filme más personal y que le llevó varios años, porque por primera vez se ocupó de la banda sonora y la creación del “monstruo” y su contexto clásico.

Es un musical, dijo, que tiene hambre del cine y la cotidianidad del monstruo permite que converja el amor físico sin ningún problema. Es ahí donde encuentra su relación directa lo fantástico y lo surrealista.

“El gordo”, como se hace llamar y lo nombran sus amigos, también compartió que se trata de la película más optimista que ha hecho y que intenta hablar de la fuerza que se encuentra en el amor, pero no sólo en el de la pareja sino también entre el padre y el hijo, y los hermanos.

“También hablo del amor romántico y no hablo del de novela, porque no todo acaba con la boda sino ahí es donde empieza. Al final es una declaración de amor al cine, al amor en general, al cine dominguero que te salva la vida a veces, que te saca, que te da vida y oxígeno”, señaló.

De manera sutil, el cineasta hace evocaciones políticas y sociales dentro de esa producción que llegará a salas nacionales el 12 de enero de 2018.

En cuanto a su postura sobre el contexto nacional refirió que como creador sabe que primero se debe hacer y luego pedir y exigir, por lo que celebró la respuesta de la sociedad tras los terremotos de septiembre pasado.

“La fe en México sólo se la deposito a la ciudadanía, a la sociedad, y no a los partidos políticos”, dejó claro del Toro, quien ha estado nominado a los Premios Oscar en dos categorías por su película “El laberinto del fauno”.