Recién se cumplieron veintiocho años de existencia del Movimiento Popular Independiente de Veracruz, cuya presencia es significativa en varios municipios veracruzanos, especialmente en Xalapa, donde se fundó. Para celebrarlo, en el sentido más amplio del término, gustosos, se llevan a cabo diversas actividades de difusión, festejos y reflexión abierta y autocrítica, donde amigos del MOPI, que nos conocen bien y han acompañado en algunos tramos de nuestro recorrido, exponen libremente su opinión ante una concurrencia plural y representativa de la sociedad local. En el MOPI, los años no son simples hojas del calendario ni acumulación inercial de tiempo, al contrario, siguen siendo experiencia satisfactoria de convicciones y convivencia fraternal, con resultados concretos de gestión social, la reafirmación de nuestras ideas y estilo de vida, austero y de compromiso colectivo, con la constante incorporación de nuevos integrantes en tareas directivas a una militancia real. No hay que convencernos ni convencer a nadie de que somos una organización auténtica, que ha resistido el paso del tiempo y mantiene ideales y métodos democráticos intactos.
Este aniversario 28 abre la oportunidad de vernos en el origen, revisar las andanzas y comparar lo que somos con lo que fuimos, nuestra esencia se mantiene tal cual, solo se marchita la piel pero la conciencia social, nuestro motor, no es moda ni cuestión de oportunismo, es parte integral de nuestra personalidad individual y colectiva. Cuando nacimos formalmente ya teníamos unos diez años, al menos, de hacer trabajo social y dedicarle algo de tiempo a la propaganda. Surgimos en un ambiente de agitación social tanto por la crisis económica como por la defraudación electoral que había sacudido a nuestro país; había incertidumbre sobre la ruta de la gobernabilidad ante un Gobierno (Salinas) con poca legitimidad y el acoso a la oposición nacionalista (Cárdenas) y de izquierda. En Xalapa había organizaciones del movimiento urbano popular que se destacaban por su capacidad de movilización (UcisVer), en algo nos parecíamos al inicio. Creíamos que era correcto y normal invadir terrenos, bloquear calles, presionar a funcionarios, hacer asambleas masivas, ligarnos a un partido político (PRD) y auto proclamarnos de izquierda con acento popular.
A estas alturas, en una línea de absoluta coherencia pública, siempre en la reflexión abierta, sin dogmatismo, hemos reconsiderado muchas de nuestras ideas fundadoras para ser más libres y vivir realmente en conformidad con nuestra manera de pensar. Obviamente somos organizados y de lucha, eso no cambia. Ya no invadimos terrenos, ahora compramos predios y los regularizamos, respetando los derechos de propiedad y dando certidumbre jurídica a nuestros afiliados; ya no bloqueamos calles, sin dejar de caminar grupalmente en ellas cuando es indispensable, respetando el derecho de libre tránsito de terceros; no nos agolpamos en las oficinas públicas ni encaramos a los funcionarios, les presentamos los planteamientos y propuestas para dialogar y resolver lo posible; nuestras reuniones son organizadas y representativas, siempre públicas y abiertas, sin actos masivos de simulación y lucimiento de líderes; hemos reafirmado la libertad política en nuestras filas, respetando la pertenencia o no a determinado partido político, esfumando en absoluto cualquier vínculo orgánico a alguna institución partidaria, sin esconder la militancia de algunos de nosotros; no hay condicionamiento de ningún tipo para ser parte o recibir beneficios en el MOPI; la cuestión de la ideología es más compleja y continuará en reflexión, lo que sí nos ocupa es salirnos de la órbita de los caudillismos, del pensamiento único, de los dogmas y de las consigas que se presentan como ideas; los términos derecha o izquierda dicen poco en lo local y suelen ocuparse para la simulación práctica y la renuncia a pensar.
Es claro que no somos un grupo de presión, que respetamos la dignidad de nuestros compañeros, que apoyamos causas, que conseguimos resultados concretos para la gente y que nos conducimos con absoluta honestidad. En estos 28 años nadie nos ha acusado de robo o abuso, ese es un buen récord y tarjeta de presentación.
Recadito: lo más valioso del MOPI son las valientes coordinadoras, mujeres de lucha que son todo en la vida.
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