«De la UV hizo gloria.. con espléndido inaudito.. fue en toda su historia.. el Rector más expedito… Cuentan en variadas crónicas que diletante en extremo.. fortaleció a la Sinfónica.. con personal académico… Por eso viene de nuevo.. cada noche en todos santos.. a su sitio, con esmero.. le cuida su fiel Romualdo… Por allá viene Dorantes.. con Herrera de la Fuente.. sus compañeros desde antes.. que esa noche son presentes.. Mateo Oliva entre tanto.. Y con ojitos de pillo.. le pide a Roberto Bravo.. que baile sobre un ladrillo… Perdida la compostura.. Carballido de momento.. con su singular premura.. escribe, genial, un cuento… Silencio, quiero silencio.. clama la muerte segura.. y se lleva a Roberto.. a su fría sepultura». Es parte de lo que leyó anoche Rodolfo Calderón Vivar frente al Altar de Ofrenda a RBG.