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La fecha más memorable de México en el mundo es el día de muertos, nuestros colores son representativos en todas partes, el papel picado, la catrina y sobre todo los altares son símbolos que nos distinguen en cualquier lugar, quizás por ello Pixar eligió México como inspiración de su última película, mismo que se estrenó en esta temporada en la que recordamos a los difuntos.
Coco es la última película animada de Disney Pixar y aunque al igual que muchas películas extranjeras, se ambienta en la cultura rural de nuestro país, la representación de México es lo más fidedigno que he visto en la pantalla. Si bien se trata de una película animada, el filme está hecho para ser disfrutado por cualquier generación, para sacarle lágrimas a más de uno y sobre todo para recordarnos lo mejor de nuestra nación.
México es un país rico en tradiciones, con un arraigo familiar como ningún otro, que trabaja arduamente y que a través de la unión de su gente se ha levantado infinidad de veces. México es luz, es fiesta, es la diversidad de su gente, de su comida. México es música, calidez y sobre todo, México es nuestro país, un país del cual deberíamos sentirnos orgullosos día con día, por el que deberíamos esforzarnos en dar lo mejor de nosotros, y cuidarlo para que lo mejor del mismo perdure.
México ha tenido duras rachas de dolor, gente que lacera su nombre, profana los suelos y persigue a su gente, pero en los rincones donde el crimen aún no llega, donde las tradiciones persisten y las familias viven todas unidas, en esos lugares donde se adora a Pedro Infante y aún no se arrasa con nuestra cultura gracias a la globalización, México aún tiene mucho que enseñarnos. Por eso vale la pena ver Coco, porque nos recuerda un México que aún existe en muchos lugares y que en ocasiones olvidamos. Un país en el que las familias se apoyan generación tras generación, donde la sabiduría de los mayores es ampliamente valorada y los más pequeños aprenden de estos.
Además Coco hace una de las representaciones más bellas de una de nuestras mejores tradiciones, la del día de muertos, nos recuerda la importancia de las ofrendas, de recordar a los nuestros y el culto que durante años hemos creado en torno a la muerte, viéndola con alegría, con la certeza de que los nuestros cada año regresan. También rescata a una especie ya casi olvidada, pero igualmente sagrada, al Xoloitzcuincle, una raza canina sin pelo que antaño se creía que acompañaba a los amos aún después de la muerte.
Vale la pena ver este filme para no olvidar nuestra cultura, para ser conscientes de que México también es motivo de orgullo, de todo lo que tenemos que tiene suma valía para otros países y en ocasiones nosotros no valoramos debidamente. Aunque no deberíamos necesitar de una empresa externa que nos recuerde el valor de México porque tenemos la dicha de vivir inmersos en sus colores día con día, pero un momento de orgullo en medio de lo que hemos vivido no nos viene mal. Disfrutemos juntos de nuestras raíces y no dejemos de abonarlas para que con los años podamos seguir cantando al son del mariachi, que nuestros difuntos al volver cada año se sientan acogidos y con la certeza de que siempre serán bienvenidos. Recordemos para tener siempre presente que tenemos problemas pero como muchas ocasiones atrás, si nos mantenemos unidos juntos podemos remediarlos.